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Blur en el Primavera Sound: to the end

En su cuarta visita a la Argentina, la banda cerró la última fecha del festival

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El festival Primavera Sound, esa gran celebración de la música nacida en Barcelona allá por 2001, desembarcó en Argentina el año pasado manteniéndose fiel a sus principios de ofertar un lineup a acorde a todos los gustos. Este 25 y 26 de noviembre tuvo lugar la edición 2023 con una grilla en la que resaltan nombres nacionales como Massacre, Richard Coleman & el TSE, Él Mató a un Policía Motorizado, Virus y Turf y lo engalanan grandes artistas internacionales. The Cure, Beck, Pet Shop Boys y Blur fueron los responsables de convocar a 120.000 personas en Parque Sarmiento. La banda ícono del britpop cerró la segunda jornada con un show diseñado tanto para sus fieles seguidores como para los que piden “una que sepamos todos”.

A las 23 en punto, The ballad -tema incluido en The ballad of Darren, su noveno álbum de estudio editado el pasado julio- comenzó a sonar en el escenario Heineken anticipando la entrada triunfal de los británicos. Desde ese momento, su actitud relajada dejó en claro cuál sería la premisa de la velada: divertirse arriba del stage y hacer del pogo una constante entre los montones de almas que guardaron energía para ese momento del domingo. Unos pocos minutos después, que la masa expectante vivió como una eternidad, el legendario cuarteto de Londres hizo su aparición. El hecho de ser el último concierto de la gira con la que oficializó su regreso cuatro meses atrás, lo hizo portador de un cóctel de emociones que se expandió por todo el predio. St. Charles Square, una de las grandes joyas de su reciente trabajo, rompió el hielo a pura fuerza rockera. Sin pausa, la máquina hitera de Blur retrocedió tres décadas al ritmo de la adrenalínica Popscene para volver a pisar el acelerador hasta la actualidad y estacionar en Barbaric, sencillo con condiciones indiscutidas para convertirse en favorito del flamante tracklist. Beetlebum y Trimm trabb fue la dupla perfecta para avivar la efervescencia del enorme fandom decidido a ponerle la voz y el cuerpo a cada una de las canciones. Goodbye Albert aportó la cuota necesaria de una breve serenidad; es que el combo explosivo de Coffee & TV, End of a Century, Country house y Parklife no sólo hizo temblar el predio de Saavedra, sino que llegó para reconfirmar por qué, aunque se trate de clásicos atemporales, la vuelta de Blur era la caricia que todo amante del género necesitaba.

To the end, track infaltable, tuvo un condimento particular: Daniela, una fanática seleccionada entre el público, compartió micrófono con el frontman para entonar las líneas cantadas en francés. Decididos a bajar la intensidad pero no la emoción de la muchedumbre, Albarn y compañía le dieron lugar en el setlist a Out the time, una de sus más encantadoras baladas. Pero la calma duró poco: Advert volvió a hacer temblar el piso de pasto pero la que despertó un agite infrenable, como corresponde, fue Song 2 con su sangre teñida por los colores del punk. This is a low despertó el coreo masivo y Girls & boys lo mostró a Damon portando sobre sus hombros la bandera del orgullo como reflejo de un himno noventoso por excelencia.

En plan de continuar contentando a una multitud encendida, Tender fue otro de los temas que no falló en impulsar un karaoke masivo. Nuevamente, el aquí y ahora de la banda dijo “presente” al ritmo de la sutil The narcissist, pero For tomorrow volvió a inyectar de euforia al Primavera. The universal y su mística infalible fue el broche de oro que coronó una noche en la que la luna, venerada por Damon en varias oportunidades, fue coprotagonista de la agrupación más esperada de la segunda jornada del festival.

En casi dos horas de un recital al que, además de un impecable cancionero, no le faltó la declaración de paz argentina-inglesa por parte de Albarn -quien le devolvió a un grupo de admiradores plantenses una bandera con la leyenda “Bubi. La Plata” que le obsequiaron en Inglaterra- el líder repitió en un español precario “el último”. Dado que se trató de la presentación con la que culminó la gira, su frase tenía un sentido claro, aunque hay quienes la interpretaron como una despedida. La sonrisa con la que Blur le dijo “adiós” a Buenos Aires disipó todo temor prometiendo que su música aterrizará nuevamente en estas tierras.

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