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Foo Fighters equilibra comedia y terror en “Studio 666”

Se estrenó en los cines argentinos la película protagonizada por los rockeros

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Editar el décimo álbum de estudio es un hito importante en la carrera de una banda. Pero, lo que nunca imaginó Foo Fighters, es que el proceso de grabación de Medicine at midnight -lanzado en febrero del año pasado- abriría las puertas de un mundo hasta el momento desconocido para sus seis miembros: el del cine. Todo comenzó en 2019 cuando, instalados en una casona antigua -situada en Encino, California- que aparentaba ser el lugar ideal para oficiar de laboratorio creativo, se convirtió en sede de una sucesión de fenómenos paranormales. Guitarras desafinadas, consolas desconfiguradas y ruidos extraños filtrados desde el micrófono fueron el motor que motivó a los Seattle a registrar esta experiencia en Studio 666. Fieles a su estilo desopilante y divertido, dejaron la dirección en manos de BJ McDonnell y el guion a cargo de Jeff Buhler y Rebecca Hughe quienes, basados en lo contado por el frontman, tradujeron en imágenes una parodia a las películas de terror icónicas de los 80 y los 90. Así es cómo, durante casi dos horas, Dave Grohl, Taylor Hawkins, Pat Smear, Rami Jaffee, Chris Shiflett y Nate Mendel, narran en primera persona esta espeluznante vivencia en clave gore.

Luego de una presionante charla con el dueño de la discográfica -encarnado por Jeff Garlin- la banda decide hacer base en aquella tranquila casa campestre, cuya similitud con la estadía de Led Zeppelin en el castillo de Clearwell para la composición de In through the out door no tarda en ser mencionada. Sin embargo, la historia de Dream Widow -agrupación que en 1993 se alojó en el mismo sitio con el proyecto de grabar un disco, pero sus intenciones dieron un giro horroroso- rompe con la calma. Dave se pone al frente de la guitarra, la batería, el piano y la escritura de las letras para intentar encender su inspiración ya que sólo logra reproducir melodías de los grandes hits de Foo Fighters. En medio de ese plan, es el único que escucha sonidos raros y visualiza a un sujeto peculiar cortando el pasto. Con su mente en blanco, se dispone a tocar Hello -clásico de Lionel Richie- cuando el artista lo sorprende justo a tiempo para evitar un plagio y hacerlo despertar sobresaltado en lo que no fue más que un sueño alarmante. No obstante, lo que parecía aportar humor al relato, pronto muta en una verdadera pesadilla. De repente, Grohl destraba el bloqueo, pero su conducta empieza a ser comandada por fuerzas extrañas. En medio del delirio en el que está sumergido, les anuncia a sus compañeros que ya consiguió dar con la canción que buscaba, aunque omite un detalle: dura cuarenta minutos. Ante la actitud entre particular y autoritaria del vocalista, el resto de los Foo deciden obedecerle en lo que será el inicio de una trama llena de ritos, magia negra y mucha sangre que producen más risas que miedo.

Con cameos incluidos de Kerry King y John Carpenter -quien sumó su firma en uno de los temas que integran el soundtrack- otros personajes que pisan fuerte son el de Samantha- interpretada por Whitney Cummings- que combina su rol de vecina y con el de groupie, y el del repartidor de comida -al que le da vida Will Forte- quien , con su look metalero, tiene intenciones de entregarle a Dave el demo su banda pero lo descoloca cuando le confiesa que Foo Fighters en su segundo grupo favorito después de Coldplay.

Studio 666 es una obra ideada para interpelar de forma directa a los fans de los estadounidenses y entretener por un buen rato a quienes busquen una dosis perfecta de efectos especiales centrados en la exageración. A pocos días su memorable presentación en el Lollapalooza Argentina, el filme confirma que el talento de Dave Grohl y los suyos no tiene límites si de formas de expresarse se trata.

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