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Foo Fighters cerró a lo grande una nueva edición del Lollapalooza

En su cuarta visita a la Argentina, la banda tocó en la tercera fecha del festival

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Dos años pasaron desde que la pandemia le puso una pausa obligada a la séptima edición del Lollapalooza Argentina, aquel festival nacido en Los Ángeles en 1991 que aterrizó en suelo nacional allá por 2014 para convertirse en sinónimo de una experiencia que abarca al arte en general, la gastronomía y la moda. Luego de varias reprogramaciones, esta gran fiesta de la música tuvo su reencuentro con el público el 18, 19 y 20 de marzo en el Hipódromo de San Isidro. Con headliners para todos los gustos, Miley Cyrus cautivó el viernes a miles de adolescentes y The Strokes -sobreviviente del lineup original- dio el sábado un recital no tan hitero sino más bien dirigido a sus fieles seguidores. Finalmente, el domingo le llegó el turno a Foo Fighters.

A las 21.30 hs, horario de la cita, Dave Grohl y los suyos pisaron el Flow stage para, ante la euforia colectiva, quedarse en silencio por unos segundos y comunicarse sólo con sonrisas de asombro y agradecimiento. Pero la calma duró poco: Grohl comenzó a cantar una versión lenta de Times like these para, promediando el tema, hacerlo estallar al ritmo de su guitarra. “¿Quieren rock and roll?”, preguntó con su voz estridente en la primera demostración de esas dotes de showman que atravesarían todo el concierto. El fervor siguió aumentando de la mano de The pretender y Learn to fly, tracks fundamentales en el cancionero de los de Seattle. Así como ellos no tenían respiro arriba del escenario, la enorme masa humana combatía el temprano clima otoñal al calor de un setlist adrenalínico.

Pero Foo Fighters también les dio espacio a las nuevas creaciones surgidas de Medicine at midnight, su décimo álbum de estudio editado en 2021. Así, con No son of mine y Shame shame -mediadas por una potente interpretación de The sky is a neighborhood– la banda demostró que, aún tras veintiocho años de carrera, sigue siendo capaz de inyectarle rock a su extensa lista de himnos. “Tenemos una canción para los fans de la vieja escuela”, anticipó Dave antes de que Breakout oficiara de antesala para una intensidad que no paró de crecer gracias a las poderosas My hero y These days. Inmediatamente, empezó a sonar Walk, ese tema inseparable del video en el cual el frontman se escapa de un embotellamiento para reunirse con el resto de los Foo y darlo todo con la misma fuerza que en ese aquí y ahora anclado en Buenos Aires.

Uno de los momentos más divertidos de la velada se dio cuando Grohl presentó a los miembros de la banda, quienes rindieron tributo a The Who, C+C Music Factory y Ramones musicalizando el instante con fragmentos de My generation, Gonna make you sweat y Blitzkrieg bop. Con la excusa de que Taylor Hawkins mostrara sus excéntricos pantalones a rayas naranja fosforescentes y negras, el vocalista lo hizo pasar al frente y le cedió el micrófono para ubicarse en la batería y permitir que se luciera con su propio cover de Somebody to love, clásico de Queen coreado de principio a fin. La energía siguió escalando alto cuando Dave volvió a ocupar su puesto para descollar con All my life y Run. De repente, un enorme cuadro con su cara ilustrada acaparó las pantallas ubicadas a los costados del Flow stage. El músico divisó rápidamente entre la muchedumbre al artista responsable de la colorida obra y, tras bautizarlo como un “fucking Picasso”, lo invitó a presenciar el show al lado del escenario y le dedicó la encantadora Wheels en formato acústico.

El volumen no tardó en explotar nuevamente gracias a Best of you, single en el que Dave demuestra que su garganta está hecha a prueba de alaridos. “Yo estuve en aquel primer Lollapalooza de 1991”, sentenció para dar lugar a otra de las joyas de la jornada. “Estábamos en Los Ángeles grabando un disco con mi banda. Kurt y yo fuimos al Lolla porque tocaba Siouxsie And The Banshees y otras de nuestras bandas favoritas, así que este es un honor inmenso.” Entre los gritos que trajeron al presente el nombre de Kobain, apareció en escena Perry Farrell -líder de Jane´s Addiction y mítico fundador del festival- que, tras la baja de su agrupación de la grilla debido a casos de Covid positivo, se dio el gusto de hacer saltar a la multitud con la efervescente Been caught stealing mientras Grohl se dedicó exclusivamente a su rol de guitarrista y en el parche de la batería cobraba sentido la inscripción “Foo’s Addiction”.

Como no podía ser de otra manera, el cierre estuvo a la altura de una noche espectacular. Monkey wrench y Everlong fueron las elegidas por Foo Fighters para dar por finalizado un concierto que, tal como expresó Dave, no fue una despedida: “Vamos a volver. Si ustedes vienen, nosotros venimos”, aseguró como muestra de gratitud y reafirmando la confesión hecha minutos antes: “Les juro con el corazón cuando les digo que son el mejor público. Es cierto”. Después de vivir la actuación más vibrante de todo el Lollapalooza 2022, los fanáticos, y aquellos nuevos simpatizantes a los que los estadounidenses conquistaron en esta fecha, seguramente ya hayan iniciado la cuenta regresiva para el próximo encuentro.

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