Si hay un festival emblemático para la música argentina, ese es el Quilmes Rock. Luego de su edición pandémica allá por 2020 -en la que decenas de artistas le pusieron melodías al aislamiento desde sus casas- finalmente, este 30 de abril, tuvo lugar el esperado reencuentro cara a cara en Tecnópolis. Con un lineup desbordante de nombres locales -entre los que se destacan artistas consagrados como Virus, Las Pelotas, Vicentico, Los Pericos, Estelares y El Cuarteto de Nos y asoman promesas como Conociendo Rusia, Feli Colina y Benito Cerati- el cierre de la primera jornada estuvo a cargo de la única agrupación internacional: Gorillaz.
Gracias a un cronometraje perfecto de cada una de las presentaciones, la banda animada pisó con puntualidad el escenario Rock a las 23.15. Un televisor ilustrado en el que iban pasando distintas imágenes en medio de una señal intermitente, le dio inicio oficial al concierto más esperado de la noche. Damon Albarn y los suyos dispararon la adrenalina de la multitud con la poderosa M1 A1. Inmediatamente, la cara de Robert Smith dándole identidad a la icónica luna de Georges Méliès se robó el protagonismo mientras sonaba su voz en la magnética Strange timez. Casi sin pausa y con las canciones como únicas protagonistas, Last living souls, Tranz y Aries fue la trilogía que funcionó para mantener viva la llama de un público sin intenciones de perder el nivel de energía. Y su deseo fue satisfecho: el clásico Tomorrow comes today fue recibido con un enorme grito colectivo y Rhinestone eyes demostró que Damon es un frontman todo terreno. Tras recorrer de punta a punta el escenario, bajó con megáfono en mano y no dudó en fusionarse con sus fans, llevándose como souvenir una bandera argentina que mostró con orgullo sobre sus hombros. Esta fue la antesala perfecta para que la locura explotara con 19-2000, hit inoxidable de los británicos.
“Una nueva canción para ti” fue el mensaje que Albarn dirigió a la multitud ensayando un simpático intento de hablar español para presentar la inédita Cracker Island. O green world lo encontró al inglés frente al piano y Pirate jet fue su elegida para volver a descender los escalones que lo separaban del público y lograr un contacto más cercano. Después de que una fanática le regalara una máscara idéntica a las que usa 2-D -vocalista en versión dibujada de Gorillaz- en el clip de On melancholy hill, Damon no titubeó en lucirla y transformarla en parte del show dándole el pie ideal para continuar con la rutina planeada. Ya en el escenario, se colgó la guitarra acústica y le puso voz a aquella encantadora canción. Con los primeros acordes de El Mañana, la euforia masiva confirmó sus cualidades de favorita. Le siguieron Stylo, con Damon en los sintetizadores y Botín Marrón -figura del hip hop- al mando del micrófono, y Kids with guns, momento en el que el vocalista se acercó nuevamente a la valla y, esta vez, recibió como obsequio una bandera más grande aún con la inscripción “Gracias. Love you”. De vuelta sobre las tablas, jugó a ser un fantasma mientras cantaba y rasgueaba a ciegas frente a una muchedumbre que, por unos minutos, se tornó invisible para él.
Sin respiro, el setlist avanzó con Andromeda -que desató un agitado pogo-, Momentary Bliss -que contó con la participación virtual de Slowthai y Slaves-, Dirty Harry, que trajo a escena otra vez a Botín Marrón-, y Superfast jellyfish, a dúo con Pos. Así, se comenzó a palpitar un final que, como no podía ser de otra manera, tuvo su arranque de la mano de Feel Good Inc., himno en el cual Pos también formó una dupla espectacular con Albarn. El punto más alto de la noche siguió creciendo cuando Clint Eastwood se adueñó de los oídos y de los cuerpos de la enorme masa humana. Pero, para sorpresa de todos, Trueno fue el invitado estelar que le aportó rap latinoamericano a uno de los temas más icónicos de Gorillaz. Con una primera línea en la que sentenció “Un saludo para Damon, esta es toda tu gente de Buenos Aires”, hizo gala de sus condiciones de freestyler en un feat que surgió gracias a la admiración que Missy Albarn -hija de Damon- tiene por el joven de La Boca y que hizo vibrar a Tecnópolis.
Gorillaz, con su propuesta multicultural comandada por la creatividad y permanente innovación de Damon Albarn, supo darle calor a un sábado frío respaldada por una impecable selección de 21 canciones que encendieron las ganas de escuchar sus discos en loop hasta el próximo encuentro.