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Reseña: Who Built The Moon, el tercero de Noel

Desde acá le decimos al señor Gallagher: “Cambie siempre, Noel, siempre”.

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“No necesito el dinero, no necesito la gloria. Si quisiera reunir a Oasis y salir de gira, tendría cien millones de dólares en el banco, pero habría aprendido a joderlo todo”, dijo Noel Gallagher  hace unos meses cuando le preguntaron si existía la posibilidad de una reunión. Ok, ya nos quedó claro: no quiere ningún tipo de reunión con su ex banda, se lo ve muy conforme y cómodo con su carrera solista; pero parece que tampoco  quiere volver a  repetir fórmulas, y quizás por eso  tuvo  la brillante idea de contactar a David Holmes, y además,  recordar un poco esa época cuando colaboraba con los Chemical Brothers y de esas juntadas salían la genial Setting Sun y la psicodélica  Let Forever Be. Como resultado de todo esto nos queda Who Built the Moon, su  acertado y genuino tercer disco.
La desconocida The Chewin´ Gum Kid de The Ice Cream revive en el tema que Noel elige como corte de difusión: Holy Mountain, canción también comparada con la popular She Bangs de Ricky Martin –comparación que puso de muy mal humor a Gallagher-. Y acá demuestra una vez más, como lo hizo años atrás cuando le sacó polvo al cadáver de Marc Bolan y compuso Cigarettes And Alcohol, que las influencias son parte de su música también y, fiel a su idiosincrasia, las usa como quiere.  Para Keep on Reaching, suma unos delicados vientos y un clima de guitarras que sostienen un mismo pulso de intensidad hasta el final de la canción.
Las influencias vuelven en She Taught Me How to Fly, donde el bajo parece sacado de cualquier canción de New Order, melodía pop con destino de radio.  Be Careful What You Wish Fly, trae los fantasmas de unos Beatles tocando Come Together en cualquier bar de Liverpoool.  El disco se mantiene parejo, sobre una misma línea de sonido y experimentación hasta que llega Black And White Sunshine,  la pieza más común del disco, casi cuatro minutos donde Noel parece descansar un poco y relajar el ritmo.
El comienzo de Interlude, que  si uno no sabe de antemano que está escuchando al de Manchester,  tranquilamente podría pasar por un tema de Radiohead, lleva impreso un clima casi psicológico y de falsa calma que se va desvaneciendo a lo largo de los segundos que  dan paso a la mansa y positiva If Love Is The Law. Pisando el final del disco aparece la dramática The Man Who Built the Moon.
Como frutilla del postre, o  como paliativo para los fanáticos de Oasis y también para recordar esas baladas del calibre de la genial Sad Song, Noel agarra la acústica,  se sienta y escupe con todo sentimiento y melancolía inglesa la perfecta Dead In The Water.
Cuantas veces nos dijeron, como si fuese  virtud, “No cambies nunca”, casi inconscientemente pidiendo que seamos iguales para siempre, y en ese momento uno no sabe si ponerse contento o no. Bueno, claramente el no cambies nunca es de las peores cosas que nos pueden decir, y suponemos que Noel lo entendió, y la respuesta fue Who Built the Moon. Por eso, desde acá le decíamos al señor Gallagher: “Cambie siempre, Noel, siempre”.

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