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The Damned en el Royal Albert Hall de Londres el 20/05/16: el punk maldito

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El Royal Albert Hall es quizás la más famosa sala de conciertos en el mundo entero. Concebida por el Príncipe Alberto de Sajonia con el nombre de The Central Hall of Arts and Sciences fue finalmente bautizado en su honor por decisión de su esposa la Reina Victoria, al no haber podido el Príncipe ver la obra terminada para su inauguración en 1871. Es un símbolo tan londinense como los dos parques que lo enfrentan, Kensington Garden y Hyde Park. Conserva su estructura y todo su encanto original y allí se han presentando los espectáculos actuados más importantes del mundo. Su forma esférica lo hace imponente, tanto externa como interiormente. Dentro del recinto la vista y la acústica son impecables desde las más de 5500 ubicaciones, divididas en palcos, plateas y un sector de campo que aleatoriamente tiene butacas. Paul Mc Cartney, Eric Clapton, George Harrison, Mark Knopfler, Mick Jagger, Tony Bennet, Depeche Mode, Jimi Hendrix, Pink Floyd son apenas unos pocos de los miles de artistas que actuaron en el mismo lugar que en 1977 declaraba ‘personas no gratas’ a cuatro lunáticos que llevaban más que nadie al límite musical aquella nueva ola sonora denominada punk rock: The Damned. Sin dudas su cantante Dave Vanian y su (en aquel entonces) bajista Captain Sensible jamás pensaron que su banda iba a durar 40 años y que dicho aniversario iba a tener su festejo en esa misma sala.
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The Damned fueron los primeros en todo: en editar un single y un LP, en girar por Estados Unidos, en separarse y en volverse a juntar. “Yo mismo ya estuve en un par de sus tantos shows despedidas”, dijo The Doctor (cantante de Doctor & The Medics) en la breve presentación antes del arranque de la noche del 20 de mayo pasado. Para sorpresa, el show abrió con una de sus más nuevas canciones “Nature’s Dark Passion” con Vanian apareciendo fantasmal desde el órgano –ubicado un piso por encima del grupo- de capa completamente abierta y máscara en claro homenaje al Fantasma de la Opera. El impacto visual siempre fue lo suyo.


Más importante que todo lo marcado antes es que The Damned fueron los primeros en romper todos los moldes. Para 1980, cuando el 80% de sus coetáneos ya se habían evaporado y la segunda oleada como The Exploited aún ni se animaba a cantar “Punk’s not dead”, The Damned ya hacían ópera rock en forma de canciones de 17 minutos sin volverse aburridos, e inventaban el goth rock dejando el camino allanado a la tribu dark, siendo la primer banda de sonido del costado oscuro del mundo. Sin el impacto inmediato de los Sex Pistols ni la combatividad política de The Clash pero principalmente sin un estratega detrás como Malcolm Mc Laren o Bernie Rhodes, The Damned hicieron su lugar en la historia con canciones y discos increíbles, shows incendiarios y una gran dosis de humor tan desfachatado e irónico que cortaban filosamente el aire. Pocas veces cuatro personalidades tan disimiles formaron una unidad tan fuerte en la música, quizás solamente The Who tuvo ese mismo ingrediente de meter individualidades tan opuestas y lograr un resultado tan exquisito. Cuando los demás iban, ellos ya estaban de vuelta.
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Durante más de 3 horas y a través de 34 canciones, nos llevaron de viaje por toda su discografía, con una sobria puesta en escena coronada con dos simples pero efectivas banderas horizontales con el nombre de la banda en letras góticas, con la particularidad que se la leyera indistintamente de abajo hacia arriba o viceversa, siempre se leía el nombre DAMNED. Desde aquel comienzo, Captain aclaro: «Vamos a tocar todo nuestro catálogo en orden, pero al revés: de lo más nuevo a lo más viejo, así que espero salgamos de este escenario 40 años mas jóvenes”. “Alone again or” y la excelsa, pesada y oscura cadencia de “Sanctum Sanctorum” fueron los primeros grandes puntos hasta la llegada de “Eloise”, el mayor hit en la carrera de la banda, allá por 1986. El cierre de la primer parte tras “Ignite”, dejó el Hall literalmente incendiado con el clásico que abría el 5to LP Strawberries.
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Treinta minutos más tarde, Sensible se hizo cargo de las voces por única vez en “Life goes on” y directo al material que mas iba a sacudir a todos. La furia de “Wait for the Blackout”, “Love song” o “Neat neat neat” se mezclaba a la perfección con los increíbles climas de “The Limit Club”, “Plan 9 Channel 7” y “Feel the Pain”. Ignorando como hacen desde hace décadas a todo el material de su segundo disco Music for Pleasure (ni para esta tan especial ocasión el ahora guitarrista Captain quiso complacer a sus fans, cosa que Dave Vanian si estaba dispuesto a hacer), el apoteósico final fue con aquel primer single ‘ever’ del UK punk, la piedra basal de todo y todos, “New Rose”. Pero el cierre tenía que ser con aquella locura hecha canción en 1980. La versión de “Curtain Call” fue -igual que en todas las canciones- respetando los arreglos y efectos de las versiones originales de cada disco (para ello la colaboración incesante a lo largo de toda la noche del trompetista Chris Coull), con el notable y pintoresco agregado de Emily Vanian, la hija del cantante (y de su ex bajista Patricia Morrison) en el violín, completamente maquillada de blanco igual que su padre y con un excelso par de alas negras. Ninguna canción resume mejor el espíritu de lo experimental y extravagante que puede ser The Damned que “Curtain Call”. No solo desde su titulo era el cierre perfecto sino que por su naturaleza es la pieza que mejor define la música de un grupo tan rico y complejo musicalmente, que nunca tuvo miedos de romper con todo, de sentirse más allá de las etiquetas y convenciones, convirtiéndose en algo absolutamente inclasificable, con el agravante de tener un vocalista como Vanian, a años luz de cualquier otro vocalista surgido de la cantera punk 77.
Una banda fuera de este mundo, se debía un festejo fuera de este mundo. Aquellos que no conozcan aún demasiado a The Damned, ¿qué están esperando? Bienvenidos a la eterna pesadilla de los Malditos…
Fotos: Christie Goodwin