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Cada vez más alto: los 29 años de “Colores santos”

El disco de Cerati y Melero cumplió un nuevo aniversario

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Luego del final explosivo que tuvo 1991 para Soda Stereo con el legendario concierto en la Avenida 9 de Julio, pico máximo de la Gira Animal, Gustavo Cerati le puso pausa a la masividad. En plan de encarar su primer proyecto por fuera de la banda, se alió con Daniel Melero, cuya colaboración había sido clave en la composición de varios de los temas de Canción animal. El verano de 1992 los encontró encerrados en Supersónico, el mítico estudio de Soda, afianzados en un pacto íntimo y creativo del que nacería uno de los álbumes en dupla más trascendentes y disruptivos del rock nacional. Atravesados por el dolor -el padre de Gustavo murió durante la grabación y el de Daniel unos meses después- hicieron de Colores santos un refugio en donde se reconectaron con la vida.

El objetivo fue simple: confeccionar canciones impulsadas por el deseo, a pura fuerza de improvisación en el estudio. La ausencia de una presentación formal en vivo y el proceso de grabación inmortalizado en el documental Haciendo Colores santos -filmado por Alejandro Ros, diseñador de la colorida portada con ilustraciones de frascos, botellas y bolas de nieve de juguete- reforzaron el carácter introspectivo del material.

La admiración mutua de ambos músicos encendió la chispa de un trabajo abordado lúdicamente. La excentricidad electrónica de Melero al mando de los teclados y el talento de Cerati desplegado en el resto de los instrumentos -guitarra, bajo, batería, sampler y algunos teclados- se retroalimentaron para dar fruto a once temas, tres de ellos instrumentales, construidos por múltiples capas de sonido.

El LP se lanzó el 25 de marzo y Vuelta por el universo fue el primer corte de difusión. Gustavo definió al track número uno como el ticket para emprender un viaje a lo largo de 48 minutos, como el mapa para llegar a Colores santos. Nubes, planetas y almas se mueven al ritmo psicodélico de una canción que sabe elevar hacia el infinito y renovar su magia cada vez que se le da play. “Alto, cada vez más alto”, se escucha mientras una pequeña Guadalupe Mujica -la sobrina de Gustavo y protagonista del video- pasea por el cosmos. Hoy ya no soy yo, elegido como el segundo y último single, destila acordes pop que le aportan frescura a la placa. En el clip -rodado en una tienda porteña de muebles antiguos y que contó con la actuación de la VJ de MTV Ruth Infarinato- el dúo usa distintos disfraces como complemento de la letra, fiel reflejo una identidad que fluctúa permanentemente.

Tu medicina brilla como una de las joyas del álbum. Los sentimientos aflorados en Gustavo al compartir los últimos días de su padre se funden en un solo de guitarra tan desgarrador como majestuoso. Para cada línea desesperada hay otra que responde con esperanza y, envueltas en un halo místico que resuena en cada rincón, se traza la que -a su criterio- había sido su mejor canción hasta ese entonces.

A medida que se iba gestando Colores santos, surgió la idea de incorporar en Pudo ser una voz femenina. La intención se concretó cuando Carola Bony divisó a Gustavo en una discoteca, le entregó un casete con un demo y le dijo: “Yo canto y te quiero hacer los coros”. Por un golpe del destino, la joven apareció en el momento justo para ganarse, por su estilo y actitud, un lugar en este tema cargado de imágenes que avanza al compás del golpeteo de una moneda y una cuchara dentro de un vaso de vidrio.

El otro artista invitado que dejó su huella en el disco fue Flavio Etcheto, quien demostró sus dotes de trompetista en la techno Madre Tierra.

 “Intercambiamos roles todo el tiempo. Llegamos a un mimetismo tal que nos mezclamos hasta en la forma de cantar”, decía Gustavo en el documental y sus palabras llevan inmediatamente a Cozumel. Melero toma el micrófono mientras Cerati se hace eco de su voz y ambos se fusionan en sonidos que teletransportan a aquella isla mexicana en la que el aire ríe.

Antes de que Colores santos se convirtiera en el título de ese tema con melodía y lírica encantadoras que cierra el setlist, ya era el nombre del álbum. Fue Melero quien propuso que la unión de esas dos palabras englobaba los conceptos desparramados en el disco: la combinación de colores y la superposición y potenciación entre los tonos, los matices, las estructuras y las letras. Más que darle un sentido religioso, se trataba de hallar en el devenir cosas que hacen trascender este mundo. No hay dudas de que Colores santos materializó esta premisa. Su impacto principal se vería en Dynamo -el sexto álbum de estudio de Soda Stereo publicado en octubre de ese mismo año- como prueba del antes y después que esta experiencia en dupla significó para la carrera de Gustavo. Hoy, a casi tres décadas de su creación, su sello vanguardista la convierte en una obra de culto que cada vez suena más contemporánea.

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