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Damon Albarn y Justine Frischmann: una relación en canciones

Repasamos la historia de la pareja del britpop contada en canciones de Blur.

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Repasamos la historia de la pareja del britpop contada en canciones de Blur.
Durante los años 90 la pareja Damon Albarn-Justine Frischmann fue parte de la realeza del britpop y el líder de Blur registró la relación a través de sus canciones. Una historia de amor idílico, rock, flashes, excesos y ruptura.
Todo comenzó con una banda, que no fue Blur ni Elastica. Justine Frischmann conoció en 1989 a Brett Anderson en la University College de Londres y al poco tiempo se pusieron de novios. Junto al amigo de la infancia de Anderson, Mat Osman, decidieron formar una banda: Suede. Justine, de familia acaudalada, se mudó con Anderson a un departamento pagado por Frischmann padre. La relación, que parecía soñada, con el tiempo se desgastó y la joven estudiante de arquitectura aceptó la invitación de un músico que hacía tiempo venía intentado conquistarla: Damon Albarn.
Empezaron a salir a comienzos de 1991, cuando Blur ya comenzaba a ser un fenómeno pop con algunos singles como “She’s So High” y “There’s No Other Way”, mientras Frischmann todavía seguía atascada en Suede y sentía que no avanzaba con la banda. Fueron meses incómodos para ella y Brett Anderson, que tuvieron que convivir en la banda cuando la relación ya se había concluido. El líder de Suede terminó yéndose del departamento del padre de Justine, quien dejó la banda en no tan buenos términos.
Justine y Damon parecían llevarse el mundo por delante. Ella formó Elastica en 1992 y él salió de gira por Estados Unidos antes de lanzar el segundo álbum de Blur, Modern Life Is Rubbish. El idilio los llevó a mudarse juntos a una casa en el barrio londinense de Notting Hill. “Blue Jeans” relata aquellos días felices de la pareja. “Esa canción me hace sentir como si estuviera enamorado. Como si me mudara a esta parte de Londres y me enamorara de la zona, hay cierta inocencia en todo eso. Parece que uno tuviera 23 años”, contó Albarn en una entrevista para el diario The Guardian, en 2009. She don’t mind/ Whatever I say, whatever I say/ I don’t really want to change a thing/ I want to stay this way forever”, cantaba Damon enamorado.

El constante asedio de la prensa y los problemas con la heroína, especialmente por parte de Damon, generaron una crisis en la pareja, que siempre fue planteada como “abierta”. “Si estás en una relación con Damon, tenés que aceptar que va a ser abierta”, había declarado Justine. Parte de este momento de crisis Albarn lo expresó en el hitazo “Beetlebum”, en donde relata sus demonios con la heroína pero también con la cantante: “She’s a gun”, se lamentaba Damon.

Se separaron en 1998. Damon buscaba formar una familia pero Justine no tenía el mismo deseo, y básicamente la ruptura fue registrada en la mayoría de las canciones del sexto álbum de Blur, 13, especialmente en “Tender” y “No Distance Left to Run”.
“Lord, I need to find someone who can heal my mind”, decía un devastado Albarn en la canción que se volvió un himno gospel:

“No Distance Left to Run” quizás sea la canción definitiva para una ruptura, por lo menos para la que sucedió entre Justine y Damon. El tema comienza con una afirmación que da cuenta que ya no hay marcha atrás: “It’s over/ You don’t need to tell me/ I hope you’re with someone who makes you feel safe in your sleeping tonight”.

De alguna manera la canción fue premonitoria, porque Justine encontró a esa persona que la haga sentir segura durante las noches. Se mudó a California, emprendió una carrera como pintora y se casó en 2008 con un profesor de ciencias.
La pareja terminó mal, pero ambos parecen haber encontrado el camino a su propia felicidad: “Ella me invitó a su boda. Ahora vive en California, con un científico. Terminó con el otro tipo, el nerd que rechazó para quedarse con la vida en grande. Está bien. Yo me encontré con una amiga de ambos, que había asistido al casamiento. Me dijo que se la veía realmente feliz. Para mí es agradable saber que Justine es feliz, está bien y vive en California. Y también es fantástico que todos los miércoles yo vaya en bicicleta a Camden y pase un buen rato con Graham”, había contado Damon, con cierta nostalgia.
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