Tras cinco años de ausencia desde el lanzamiento en 2017 de Utopia y luego de anunciar el estreno de Sonic symbolism, podcast con el cual repasará su discografía, Björk finalizó agosto dándoles a sus fans una enorme noticia compartida a través de sus redes sociales: Fossora, su décimo álbum de estudio, aterrizará el próximo 30 de septiembre para conquistar con sus melodías. La novedad vino acompañada por su imagen enfundada en un traje verde vibrante rodeada por un paisaje de hongos alucinógenos que enloqueció a los seguidores, quienes resolvieron la intriga unas semanas después con la difusión de Atopos, el primer single.
El video -dirigido por el filmmaker inglés Vidar Logi, quien ya ha trabajado con la artista- transcurre en un submundo bajo tierra en el que aquellos hongos son protagonistas junto a una banda de seis clarinetistas y al DJ Kasimyn de Gabber Modus Operandi, responsable de montar una verdadera fiesta electrónica. Estos sonidos techno se fusionan con otros tan disímiles como los del afrobeat y del reggaeton, propios del ADN de este material -influencia surgida del año en que la islandesa vivió en Puerto Rico- y crean el ambiente ideal para que pronuncie: “¿No son estas sólo excusas para no conectarse? Nuestras diferencias son irrelevantes”.
La referente del pop mundial no se tomó descanso y, unos días más tarde, liberó el segundo sencillo llamado Ovule. En línea con la producción anterior -esta vez bajo el lente del fotógrafo británico Nick Knight- la canción explora en ese universo onírico mientras ella, luciendo una serie de vestidos extravagantes y glamorosos en partes iguales, se sumerge en tonalidades que van entre el carmesí y el negro para cantar “He puesto un huevo de cristal sobre nosotros flotando. Un óvulo ovalado en un oscuro vacío rojo sangre”. Sobre el sentido que condensa la letra, confesó que “Es una meditación sobre nosotros como amantes caminando por este mundo e imagino dos esferas o satélites siguiéndonos. Uno por encima de nosotros que representa el amor ideal, uno por debajo de nosotros que representa las sombras del amor y nosotros mismos caminamos en la tercera esfera del amor verdadero, donde vive el encuentro cotidiano del lunes por la mañana en la cocina”.
La oriunda de Reikiavik contó que la placa está inspirada en la pandemia y en los festejos hogareños que tuvieron lugar en este tiempo. Además, el título lo inventó ella misma a partir de lo que sería la variante femenina de la palabra “fossore”, cuyo significado en latín es cavador. Asimismo, lo describió como “entrar en una especie de fantasía, donde almuerzas, te dispersas y haces cosas normales, como cuando te juntas con tus amigos”. En el tracklist de trece temas se destacan Sorrowful soil y Ancestress -inspiradas en su madre Hildur Rúna Hauksdóttir- y una colaboración junto al músico experimental Serpentwithfeet que tendrá coros de sus hijos Sindri e Ísadóra.
Por su parte, el público argentino tiene doble motivo de celebración ya que disfrutará a Björk en vivo el 9 de noviembre en el desembarco nacional del festival Primavera Sound. Las entradas se consiguen en AllAccess.