Luego de su concierto en el Gran Rex del 7 de noviembre de 2016, Travis volvió a pisar ayer -tras, exactamente, ocho años- el mítico escenario porteño en el marco del Raze the Bar Tour. La gira con la que los escoceses se encuentran presentando L.A. Times -su décimo álbum de estudio editado el pasado 12 de julio- resultó ser la excusa ideal para regresar a Buenos Aires y hacer vibrar a los que, sin dudas, son unos de sus fanáticos más fervientes.
Fran Healy -luciendo con altura su cabello rojo furioso- y compañía arrancaron la velada con Bus, single de su último trabajo, como metáfora de la propuesta que se plantearon a lo largo del show: invitar al público a descubrir el flamante tracklist pero, a la vez, recorriendo las distintas etapas de la agrupación. Fieles a esta premisa, la próxima parada de los músicos fue Driftwood, single fechado en 1999 y extraído de The Man Who, su segundo LP. Sin pausa, se desplazaron hasta 2003 con el pulso de Love Will Come Through y su placa 12 Memories. El líder, de cara a un teatro sold out que se mantuvo parado desde el comienzo, admitió sorprenderse por tanta concurrencia y estar nervioso. Aunque, no por eso, descuidó la simpatía con la que coloreó todo el recital. Sin perder de vista el objetivo central de la velada, el siguiente en la lista fue Alive, su más reciente corte de difusión. Con su ritmo magnético, reafirmó la decisión de la audiencia de no volver a ocupar sus butacas. Inmediatamente, la sonoridad de I Love You Anyways trasportó a la agrupación al otro extremo de su historia, esa que empezó veintisiete años atrás gracias a Good Feeling. Como no podía ser de otra forma, la siguiente joya en el repertorio fue el tema que le da nombre al disco. Otra muestra del espíritu melancólico que forjó la identidad de los de Glasgow desde su nacimiento estuvo a cargo de Good Day to Die. En esta misma línea, siguió Writing to Reach You, sencillo con acordes inspirados en los de Wonderwall, enorme éxito de Oasis. La locuacidad de Healy hizo que contara la anécdota que los llevó a interpretarlo frente a Liam -a quien definió como el más sensible de los hermanos Gallagher- y las lágrimas en sus ojos oficiaron de aprobación para grabarla. Este bonito momento tuvo su instante de tensión, aunque con final feliz: la advertencia de Healy sobre el inicio fallido y su posterior reparo manifestaron el profesionalismo y la total entrega a ese público que, también, se mostró entregado desde el minuto uno.
Con la complicidad de aquella multitud cada vez más encendida, los referentes del indie rock le dieron paso a un tridente infalible: Side, Closer y Sing llenaron de melodías dulces y energía hitera un recinto que se convirtió en protagonista al entonar, junto a sus ídolos, cada uno de estos emblemas de su cancionero. La adrenalina tuvo un respiro cuando empezó a sonar Re-Offender, con otro falso comienzo que, una vez solucionado, mantuvo el canto masivo intacto. Raze the Bar aterrizó con el cuento incluido de Black And White, famoso bar del barrio neoyorkino East Village por el que pasaron míticas bandas y que cerró luego de la pandemia. Travis decidió transformar aquella tristeza en un sencillo impregnado por el más contagioso pop, en cuyos coros participan -nada más y nada menos- que Chris Martin y Brandon Flowers. Gaslight, tema que abrió las puertas de L.A. Times, fue el tercero y último que debió reiniciarse. Una vez que Fran estuvo satisfecho, le puso voz a una letra catártica y, con su proyección en la pantalla, activó el modo karaoke en toda la sala. Naked in New York City y Turn inyectaron una nueva dosis de calma antes de que el cuarteto se retirara de las tablas.
El encore trajo todos los singles que encabezan las playlists del fandom. La encantadora Flowers in the Window fue seguida por Baby One More Time -cover de Britney Spears- que, en manos del grupo, ha ganado identidad propia. Directo desde The Boy with No Name, My eyes trasladó al nuevo milenio un clásico que sabe mejorar con los años. Selfish Jean, esa suerte de carta en forma de canción, fue la cuota de efervescencia y frescura que anticipó el final. El track que musicalizó dicha instancia fue Why Does It Always Rain on Me? Para tocarlo, la banda se juntó en el centro del escenario y, con la guitarra de Healy como guía, creó un clima cercano con su gente. Aunque, a su vez, divertido: en un momento, la ejecución del instrumento estuvo a cargo del bajista y del baterista en simultáneo. De todas maneras, se trató de una falsa intimidad, ya que la incitación al pogo fue inmediata y los asientos no impidieron cumplir con la orden de los rockeros. El frontman bromeó sobre la exclamación que tendrían sus fieles seguidores a la mañana siguiente: “Fucking Travis!”, dijo, y provocó la risa masiva.
Durante casi dos horas, Fran Healy dialogó en un inglés claro con todo el Gran Rex. Recordó el Festival Yeah! junto a The Killers en el Estadio Vélez Sarsfield allá por 2007 y no dejó de agradecer efusivamente por el alto nivel de convocatoria en este 2024 y por el apoyo inquebrantable a él y los suyos. Travis demostró que no importa el año en que su viaje se estacione; las buenas canciones -con el canto como motor- están aseguradas. Ya lo sentenció en su gran himno: “For the love you bring won’t mean a thing unless you sing”.