Luego de embarcarse en la arrasadora Gira Animal -tour con el que recorrió todo el continente americano y algunas ciudades españolas al ritmo de su icónico LP Canción animal- Soda Stereo parecía haber logrado la consagración definitiva a pesar de su joven carrera. La épica presentación del 14 de diciembre de 1991 en la Avenida 9 de Julio ante más de 250.000 personas fue el broche de oro para cerrar una seguidilla de más de cuarenta conciertos que renovarían la identidad del rock latinoamericano. Sin respiro, la banda comenzó el año siguiente tocando el 27 de enero en el Estadio Mundialista de Mar del Plata con una declaración contundente de Gustavo Cerati: “Este es el último show por un tiempo largo”. Arrojada como un baldazo de agua fría, generó incertidumbre en sus fans acerca del futuro de la agrupación. Aún sin muchas certezas sobre sus próximos pasos, Soda encaró en mayo una gira por España motorizada por el desafío de presentarse allí donde la popularidad masiva era un terreno a conquistar. Fue en los ensayos previos cuando empezó a germinarse su sexto álbum de estudio que le debe el nombre a la pregunta azarosa “¿Se acuerdan cuando las bicicletas tenían dínamo?” formulada en aquellas sesiones por Daniel Melero, coequiper de Gustavo en la vanguardista placa Colores santos lanzada en marzo de ese mismo año y pieza fundamental para el vuelo conceptual del Soda de aquel entonces. Basándose en el vínculo de ese elemento con la energía mecánica que sucede cuando se pulsa un instrumento, esta idea comenzó a trazar el camino que llevaría a que Dynamo se publicara el 26 de octubre de 1992.
El disco fue grabado en el flamante estudio Supersónico. La felicidad de contar con un lugar propio le dio al trío un motivo extra para poner en marcha su creatividad que se complementó con los valiosos aportes de Tweety González en teclados y de Flavio Etcheto en trompeta. Las máquinas utilizadas para el registro de Rex Mix -EP que recopila versiones remixadas de algunos de los temas del setlist de los catorce Gran Rex brindados el año anterior- le dieron forma a aquel laboratorio analógico del que surgiría un LP que, teñido de punta a punta por sonidos propios del shoegaze, del dream pop y del madchester, demostraría que la mutabilidad musical de Soda no conocía límites.
Primavera 0 rompió el hielo a mediados de septiembre, algunas semanas antes de que el CD irrumpiera en las bateas. Unida melódicamente a En remolinos, canción que le antecede en el tracklist, el acople y el riff distorsionado propio del noise rock abren las puertas a casi cuatro minutos en los que se respira la propuesta experimental de esta nueva etapa de la banda. El video -extraído del documental Haciendo Dynamo dirigido por el actor Boy Olmi- tiene sede en el mismísimo Supersónico e inmortaliza el proceso que dio vida al tema en una suerte de making-of. Hit indiscutido del repertorio sodero, se ha vuelto un infaltable en la mayoría de sus presentaciones, incluyendo las de las giras El último concierto y Me verás volver.
Luna roja se editó en enero de 1993 para inyectar en los oídos un sonido tan eléctrico como envolvente. La inspiración en el SIDA -fiel reflejo del espíritu de época- se vuelca en cada recoveco de la letra dejándose entrever en la línea que suplica “Cuídame, yo te cuidaré. Yo también pagué placeres ciegos”. Las regalías fueron donadas a la Fundación Huésped, institución que lucha contra esta enfermedad y de cuyo reconocido calendario Gustavo formó parte en la edición de 2006.
La batería y los sintetizadores iniciales de Ameba, que llegó en febrero, crean el clima propicio para abrirle paso a una letra que narra la historia de una relación entre turbulenta e inestable. “Más me obligas, te olvidas de este sentimiento”, repite Gustavo inmerso en el magnetismo del estribillo. Influenciado notoriamente por el final del single Mass production de Iggy Pop, el tema sólo se interpretó en vivo en la Gira Dynamo y, posteriormente, Cerati lo desempolvó en su faceta solista dentro del tour Canciones elegidas 93-04.
En remolinos fue el último corte de difusión liberado en marzo. La antesala de Primavera 0 brilla por sí sola gracias a la fusión impecable entre su poder hipnótico y su vibra redentora. Las diversas capas de sonido desperdigadas en esta joya hacen que su universo onírico resulte completamente atrapante. “En la letra quedó plasmada la idea de la posibilidad de soñar con un paraíso en medio de la tormenta” contaba Gustavo sobre el disparador que fue musa de esta composición y que se condensa en la mítica frase que afirma “Florecer mirándote a los ojos, perfección”.
El tracklist lo completan Secuencia inicial, pista número 1 y pasaje para emprender este viaje psicodélico; Toma la ruta con la impronta rockera de Soda marcando el pulso; Camaleón, que cuenta con la particularidad de que Gustavo y Zeta cambiaron roles para ponerse frente al bajo y a la guitarra, respectivamente; Sweet sahumerio y aquella aura especial en la que confluyen el hinduismo y el esoterismo, Nuestra fe y su lírica atravesada por una mística desbordante, Claroscuro y esa inconfundible huella pop fusionada con la electrónica; Fue y su refinada dosis de desamor melancólico y Texturas como cierre potente que “suena entre la calma y el huracán”, tal como Soda describió este trabajo. Atravesado por samplers y looperas, tanto a la crítica como a los fans les costó hacerse carne con él, pero el tiempo lograría que su exquisitez y diversidad sónica lo transformara en uno de los predilectos para ambos bandos.
Semejante apuesta futurista merecía verse reflejada en la portada. Así es como, con una tipografía reinventada, las palabras 50d4 57ER30 -delineadas en escritura leet- están mediadas por el título del álbum expresado en letras griegas. El fondo rojo con el icónico corazón en el centro rodeado por planetas y estrellas lo convirtieron en uno de los artes de tapa favoritos de los fieles seguidores.
La Gira Dynamo tuvo su inicio en diciembre de 1992 y, lo que en principio iban a ser dos conciertos en el Estadio Obras Sanitarias, terminó en un total de seis que contó con la participación de los artistas emergentes Tía Newton, Resonantes, Juana La Loca, Martes Menta y Babasónicos -integrantes de la “movida sónica”- como teloneros. La innovadora puesta en escena, en la que se proyectaban imágenes con movimiento tanto en el fondo del escenario como en el techo, hizo que los fans se maravillaran hasta catalogarlos como los mejores conciertos de la banda. El primer tramo del tour siguió su ruta por Chile, Paraguay, Venezuela y México. La segunda parte, con una agenda en la que aparecían Colombia, Perú, Ecuador, Costa Rica, el interior de Argentina, España y Estados Unidos no llegó a concretarse porque cada uno de los Soda decidió dedicarse a proyectos individuales: Gustavo se mudó a Santiago de Chile a la espera del nacimiento de su hijo Benito -momento íntimo que dio como fruto a Amor amarillo, su debut discográfico solista-, Zeta se enfocó en producir bandas como Aguirre y Peligrosos Gorriones y Charly se centró en Plum, agrupación de la que formaba parte junto a Deborah de Corral, y editó el álbum debut homónimo.
Este impasse de tres años se volvió un infierno para los fanáticos, pero la publicación en 1995 de Sueño Stereo -el disco con el que Soda se despediría de los estudios de grabación- sería el oasis que tanto necesitaban. La calidad de este material demostraría que aquella pausa fue el empujón necesario para subir el último escalón que le pondría el sello de eternidad a su historia.