Seguinos en

Entrevistas

Bandalos Chinos: celebración y regreso al desierto inspirador

El 7 de diciembre los de Beccar cerrarán su etapa BACH con un sold out en el Konex, antes de armar las maletas rumbo al desierto.

Publicado

el

Tres giras mexicanas, participación en varios festivales nacionales y extranjeros, presentaciones sold out, un disco que los sorprendió incluso a ellos, un nuevo single (“Departamento”) y el plan de volver a grabar en Sonic Ranch, Texas, nuevamente con Adán Jodorowski en la producción. Pocas palabras para muchísimo recorrido. Y todo en menos de dos años.
En este marco hablamos con Goyo Degano e Iñaki Colombo, cantante y guitarrista de Bándalos Chinos, respectivamente, banda que no para de crecer.
Cuando entrevisto a alguien por primera vez me gusta comenzar con esta pregunta: ¿qué música se escuchaba en sus casas en su infancia?
Goyo: Chacarera, a morir. Folklore. Porque mi familia, mis viejos son de Santiago del Estero. Y mucho Luis Miguel. Tengo ese recuerdo. Mi mamá era fanática cuando yo era chiquito. Tengo el recuerdo de mi vieja tejiendo y escuchándolo a todo lo que da.
Iñaki: En mi casa se escuchaba mucho Phil Collins, allá por los 90s. Genesis. Los BeatlesLaura Pausini.
¿Y qué pasó cuando ustedes empiezan a descubrir y elegir música? ¿Con qué se identificaron en ese momento?
Goyo: En mi caso lo primero fue a través de amiguitos del colegio. Creo que lo primero que decidí y empecé a escuchar fue Green Day. Punk pop. Me acuerdo del disco Dookie que me lo pasó un amigo y lo escuchaba en mi casa miles de veces y… qué discazo!
Iñaki: Yo escuchaba Metallica. El Black Álbum.
Goyo: Es verdad, eras muy fan de Metallica.
Iñaki: Después a los 14 o 15 años empecé a escuchar a (Luis Alberto) SpinettaCharly García, todo rock nacional, digamos. Sui Generis.
Goyo: Sí, eso a mí me vino más por el lado del viejo de Tomás y Matías Verduga (guitarrista y baterista de la banda, respectivamente). Él también era muy fanático de Spinetta. Y al empezar a hacerme amigo de ellos, ir a su casa y que el viejo nos ponga un disco o que nos lleve a verlo, ahí fue otra etapa de comenzar a conectar con el rock nacional. Spinetta fue para mí una puerta de entrada para conocer a Charly, a Fito Páez, a Gustavo Cerati. Y todo lo que vino atrás de ellos.
No sólo en Bandalos Chinos, sino también en otras bandas de esta nueva generación se nota que han escuchado muy buen rock argentino. Los que ya mencionaron más Virus, Los Abuelos y los discos que inspiraron a esas bandas. De hecho BACH es como un disco del 79.
Goyo: Sí, totalmente. Crecimos escuchando todas esas bandas y artistas, y me parece que hasta sin quererlo nos estimula y nos inspira.
Iñaki: Y es lo que nos gusta escuchar. De repente cuando te ponés a hacer música y a grabarla está ese sonido. Entonces buscás eso inconscientemente.
Goyo: Sí. 100 por ciento.
Con Spinetta tienen algo particular ustedes, ¿no? como un amor especial.
Ambos: (al unísono) Sí, sí.
Goyo: No solamente por lo musical. A mí siempre me atrajo la idea de conocerlo a él por la sensación que me daba de ser un artista en contacto con él mismo. Siempre en movimiento, poniendo por encima de todo a su familia, poniendo por encima de todo a sus ideas y no vendiéndose a las disqueras. Esa cosa idealista. Es un personaje que me gustaría imitar en todos los niveles. Me inspira en todos los niveles. Por ahí es una fantasía porque nunca lo llegué a conocer a él, pero es lo que me generaba, lo que me inspiraba. Y es eso lo que busco personalmente con mi aporte en la banda, ser yo mismo. A Spinetta lo sentía siendo él mismo. Independientemente de la genialidad musical que eso es indiscutible y por eso también la gente flashea tanto con él. Me conectaba con él desde ese lado, imaginarlo como un gran ser humano.
BACH se grabó en Sonic Ranch, Texas. Un estudio-casa en medio del desierto. Casi un mes de convivencia musical y humana, en contacto con la naturaleza árida y majestuosa. El disco, una producción independiente, tuvo dos nominaciones a los Grammys Latinos, Mejor Álbum Alternativo y Mejor Ingeniería de Grabación.
Hablemos de BACH. ¿Cuando empezaron a hacerlo se imaginaron todo lo que vendría después?
Iñaki: No, no lo imaginábamos ni cerca. Incluso ni siquiera cuando lo grabábamos. Estábamos dudando, “qué estamos haciendo?”. Nos agarraban las dudas de no saber qué iba a pasar.
Goyo: Es más, me acabo de acordar de una charla que tuvimos una vez que volvimos de grabar el disco y estábamos planeando el año. Y estaba el deseo de ir a tocar a México, era un objetivo de la banda. Onda “abramos el juego, sigamos recorriendo Argentina pero tenemos que lograr llegar a México”. Y tengo el recuerdo de estar hablando en febrero o marzo de 2018 y diciendo “bueno, a México vamos a ir recién dentro de dos años” y en noviembre estábamos viajando por primera vez a México. Creo que eso responde a tu pregunta. No nos esperábamos ni a palos lo que está sucediendo.
¿Y cuáles eran las dudas que surgían cuando estaban terminando de grabar el disco?
Iñaki: Que no sabés si está bueno o no. No podés saberlo. Nosotros hicimos lo mejor que pudimos.
Goyo: Y además el proceso tampoco se lo vas mostrando a tus amigos, a tu novia, a tu familia. No tenés una devolución. No tenés ese ida y vuelta que te va generando confianza.
Iñaki: Cuando volvimos sí se lo mostramos a nuestro mánager y a nuestros amigos. Era muy distinto lo que habíamos hecho antes y fue como que lo recibieron de una forma rara. Les gustaba pero les sorprendió, no era lo que se esperaban. Entonces con esa combinación de factores dijimos “¿Qué hicimos?”. Después cuando empezaron a llegar las mezclas ya fue como “Ah, ok, está bueno. Hay que ver qué onda”. Y ahora va a pasar lo mismo, seguro.
Goyo: Sí, va a pasar lo mismo. No me caben dudas.

El saxo, fue todo un tema, no? Es una de las cosas rupturistas que tiene el disco con respecto a lo que habían hecho antes. Además a veces queda hermoso y a veces puede quedar medio grasa. Como en la intro de Estoy Azulado, de Soda (risas).
(Goyo hace el saxo de Azulado con la boca. Más risas)
¿Eso fue algo que hablaron entre ustedes?
Goyo: Sí, sí. Es muy fina la línea. Y sí, obvio, lo hablamos.
Iñaki: Además entró recién al final de la grabación. Tres días antes de que terminemos. Se grabaron todos los saxos del disco en cuatro horas.
Goyo: Y además nosotros también somos muy puristas en nuestro proceder. Entonces toda situación novedosa va a ser puesta en duda y juzgada. Algunas más que otras (risas). Pero sí, todo ese tipo de decisiones estéticas y musicales son puestas en duda como cada elemento que forma parte de las canciones. Trabajamos desde esa búsqueda de correr el ego a un lado y pensar en lo que mejor le hace a la canción, lo que mejor funciona, lo que está pidiendo esa canción y no tanto en nuestro deseo. Es un ejercicio re complejo, porque lo charlamos mil veces pero después en la práctica… llevás una melodía o proponés un arreglo y cuando te dicen que es una mierda o que no está bueno, te sube un calorcito por la espalda y tenés que aprender a controlar ese impulso.
¿Cómo se sienten hoy con esas canciones que en un principio no sabían si les iban a gustar del todo?
Iñaki: Hoy nos sentimos contentos, representados. Representan un momento de nuestra vida, de todas las experiencias que vivimos estos años desde que hicimos el disco. Y creo que es un disco sincero. En ese sentido no tengo nada que reprocharle a mi yo de hace dos años, al que dudaba.
¿Cómo surge la elección de Adán Jodorowski para producir el disco?
Iñaki: Llegamos por Juan Ingaramo. Estábamos buscando productor y Juan le sugiere a Chapi (Salvador Colombo, tecladista de Bandalos Chinos y hermano de Iñaki) “Llámenlo a Adán Jodorowski” . Y él produjo de León ArreguiVoluma, que nosotros ya lo escuchábamos y nos encantaba, sin saber quién era el productor. Y la verdad es que nos gustaba mucho cómo sonaba todo lo que había hecho. Y ahí dijimos “es la persona que estamos buscando”. Desconocíamos como sería personalmente. Apostamos y en lo humano también fue mejor de lo que hubiéramos soñado.
O sea que BACH como experiencia superó sus expectativas en todo. Incluso, volviendo al sueño de ir a México, lo hicieron y ya van tres veces, ¿no?
Iñaki: Sí, superó todo. La verdad que fue increíble lo que pasó y pasa con ese disco.
¿Qué diferencias y qué cosas en común hubo en las tres giras mexicanas?
Iñaki: Si bien nosotros venimos hace varios años tocando, allá cuando llegamos quedó en claro que era un lugar que había que desarrollar. O sea, no llegábamos como estrellas ni mucho menos. Había un germen, había gente que nos conocía de nombre, pero allá somos una banda re nueva. Entonces llegamos, hicimos miles de notas, fuimos a tocar a todos lados por dos mangos. Y la diferencia es esa, la primera vez fue ir a darnos a conocer y remarla. La segunda vez fue la del Vive Latino entonces fue una experiencia distinta desde ese lado. El hecho de ir a tocar a un festival. Y también estaba lo de darse a conocer, porque tocamos ante cinco mil personas que probablemente muchas no nos conocían. Y esta tercera fue después de un año de haber ido por primera vez. Ya fue empezar a ver el crecimiento. Ya tenés con qué comparar. En Ciudad de México la primera vez fue en el Foro Indie Rocks para 500 personas y esta última en el Lunario fueron 1100, se agotó. Entonces esta fue la vez de poder ver un crecimiento de la banda en ese lugar con todo lo que eso implica. Poder estar más cómodos, tener fechas mejores, con más gente. Igual también hubo ciudades a las que fuimos por primera vez, como Torreón, Tlaxcala o Guadalajara. Así que en esta última gira hubo primeras visitas y terceras visitas.

Como para matar la ansiedad, los Bandalos Chinos editaron este año “Departamento”, un single con Adán Jodorowski invitado en la voz y participando también del video. Y ahora el plan es volver a Sonic Ranch con Adán a encarar lo nuevo.
Próximo disco en el mismo estudio y con el mismo productor. ¿Cómo tomaron esa decisión?
Goyo: Creo que porque nos sentimos muy cómodos y además creemos que todavía se puede seguir aprendiendo. Se puede seguir desarrollando este vínculo creativo. Creemos que podemos llegar a lugares nuevos todavía
Iñaki: BACH fue la primera experiencia con él, recién nos conocíamos.
Lo nuevo ¿será una continuación de lo que vienen haciendo o van a ir para otro lado?
Goyo: Es una mezcla. A priori lo primero que decidimos fue patear el tablero, pero sabemos que no va a ser así. Pero sí la idea es experimentar, proponer algo nuevo. Fuimos a preproducir ideas a Córdoba, a la misma casa en las Sierras donde fuimos a componer BACH. Estuvimos una semana ahí y después de eso ya teníamos 30 ideas que le mostramos a Adán de las cuales quedaron 15. Y esas deas son las que estamos trabajando ahora, empezando a cerrarlas. Con la intención de llegar con todo resuelto al estudio y con alguna mínima preproducción. Pero igualmente es ir a experimentar y a absorber la magia del Ranch.
En BACH aparecen canciones perfectas como Vámonos de Viaje, por ejemplo. Y hay una balada, Demasiado, que yo la evitaba. Hoy me amigué y me parece una canción preciosa. Jugada para lo que venía haciendo la banda.
Goyo: Re jugada. Y fue el segundo sencillo además. Nosotros no estábamos acostumbrados y nuestro público tampoco, a escucharnos en esa textura y lo cierto es que lo re necesitábamos. Porque también crecimos escuchando muchas baladas. Y es una canción que está llegando mucho más lejos de lo que esperábamos. Una banda de cuarteto cordobés la versiona en sus shows en vivo, búsquenla, se llama Q’Lokura. Y es impresionante, eso es inverosímil directamente.
Goyo, ¿de dónde viene esa manera de bailar? Porque nunca vi a nadie bailar así. Es como cuando surgió Jamiroquai, nadie baila como Jay Kay. Bueno, como vos tampoco (risas).
Goyo: No sé de dónde viene. La verdad es que es muy intuitivo. Intento interpretar las canciones y lo que me va surgiendo. Es lo que yo haría si estuviera viendo a esa banda. Bailaría así abajo del escenario. Es lo que hago. Cuando voy a ver una banda que me gusta y la estoy flasheando bailo así. Por ahí es un poquito más exagerado arriba del escenario porque, bueno, es una situación más teatral. Pero la verdad es que… no sé de dónde viene. Nunca tomé clases de baile. Tuve una ex novia que es profesora de baile y me iba corrigiendo algunas cosas. Es bastante intuitivo, ahora que lo pienso.

¿Qué cantantes admirás no sólo por su capacidad vocal sino también como frontman?
Goyo: (piensa un rato) Me gustan mucho los cantantes de folklore por su manera de interpretar. No tanto por su show, porque son lo anti show. Después, por el histrionismo, me sale pensar en contemporáneos. Pienso en Juan Saieg (Usted Señálemelo), es alguien que me parece muy inspirador lo que hace. Con una manera muy sincera y a la vez expresiva de comunicarse, aunque por momentos sea bastante enigmático. Eso también me seduce, me parece que está bueno. Después… pienso en Luis Miguel. Tengo el recuerdo de su presencia y su manera de moverse en el escenario. Y últimamente lo estuve observando mucho a (Adrián) Dárgelos. Porque tuve la oportunidad de verlo en vivo varias veces y tiene como una cosa de lograr mucho con poco. Desde algo pequeño poder comunicar. Entonces eso también me parece que está bueno. Y yo soy todo lo contrario, yo soy explosión, entonces estoy intentando aprender de esos cantantes. Más sutileza.
Se me ocurre pensar que Dárgelos, al ser también un hombre de las letras, utiliza ahí un recurso literario. Con poco expresar mucho, pero llevado al oficio de frontman.
Goyo: Totalmente. Y me parece que hoy la tendencia es la euforia y la cantidad de gente y todo gigante. Y no siempre eso es lo necesario. Estaba pensando también en lo que tengo que aprender. Miro a esos. Me llaman la atención esos que te nombré.
Iñaki, violeros que te gusten, que te inspiraron a tocar la guitarra.
Iñaki: A mí siempre me gustó mucho Cerati. Me parece un guitarrista espectacular. Porque es un guitarrista virtuoso, pero a la vez sus partes de guitarra siempre son muy memorables. Cuando escucho un tema de Soda escucho la melodía de la voz y la melodía de la guitarra. Entonces como guitarrista busco eso, tener un melodismo. Que no sea simplemente hacer un sólo o ser virtuoso, sino decir algo musicalmente con el instrumento como herramienta. Cerati siempre me pareció fantástico en ese sentido. Sus temas son memorables. Un tema de Soda Stereo como “El Rito” tiene cuatro riffs de guitarra memorables en una sola canción. Cada parte de la canción tiene una parte de guitarra memorable. Un gran guitarrista, con una expresividad tremenda.
El 7 de diciembre en el patio del Konex es el cierre de esta etapa y ya están agotadas las entradas. ¿Alguna sorpresa para esta fecha, algún invitadx que se pueda nombrar?
Iñaki: Sí, va a haber sorpresas. Y podría ya mencionar a Adán Jodorowski que va a cantar Departamento acá en Buenos Aires. Ya la habíamos tocado aquí pero no con él. En México, en el Lunario, se subió y fue un momento épico, increíble. Estamos re contentos de poder recibirlo en Argentina y poder tenerlo de invitado en esa fecha. Va a estar bueno para el publico porteño poder verlo, Adán es muy divertido. Nos entusiasma mucho la idea.

Ad Banner 300 x 250