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Entrevistas

Nico Sorín: «los artistas tenemos que contar las cosas de maneras únicas»

En la segunda edición del Ciclo de Entrevistas Abiertas de Ultrabrit hablamos con el artista acerca del inicio de su carrera en Nueva York, su paso por Octafonic, la experiencia de vivir en la Antártida y su proyecto actual ‘LAIF’.

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Nico Sorín fue el protagonista de la segunda edición de nuestro Ciclo de Entrevistas Abiertas que tuvo lugar el miércoles 23 de octubre en la Universidad de Palermo. En este nuevo formato de conservatorio la actividad nos permite compartir contenidos exclusivos con nuestra comunidad y profundizar en la vida de los artistas que más nos representan.
“Músico, 40 años, un artista sumamente interesante. Desde Ultrabrit  nos pareció que era el elegido para este encuentro por su prolificidad, y más en este marco donde hay muchos estudiantes de carreras que van de lleno con las especificidades de Nico”, así lo introducía nuestro director Gustavo Giorgi antes de iniciar la charla.

Nico es hijo del cineasta y guionista argentino Carlos Sorín, responsable de grandes del cine Nacional. Acerca de su familia y el haber nacido en una casa con una carga artística muy densa el músico dijo: “mi viejo es un melómano, escucha mucha música clásica. Siempre hubo un piano de cola dando vueltas desde que tengo uso de razón”. Además cuenta que con los años notó que su música “tenía mucho contenido audiovisual”, y se lo atribuye a la herencia paterna.
A los 17 años tocaba bajo, guitarra y batería, escuchaba sobre todo Punk Californiano y era fanático de Metallica. Cuando terminó la escuela secundaria se fue a vivir a la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, para estudiar en la prestigiosa Berklee College of Music. “La carrera es toda de Jazz, y yo escuchaba poco. Así que desde la ignorancia aproveché las herramientas que me daba la facultad, como la Big Band por ejemplo, y empecé a escribir en ese formato de una manera muy extraña, y eso llamó la atención de los profesores”.
En 2002 como “regalo de graduación” tuvo la oportunidad de hacer la música para una película dirigida por su padre: “Historias mínimas”. Hasta el día de hoy lleva más de ocho trabajando con él, pero aquella oportunidad había sido el debut: “Imagínense el susto. Entré en la problemática de separar el rol de compositor con la del hijo padre. Pensaba que le tenía que hacer la mejor música del mundo a mi viejo y me olvidé que en realidad tenía que hacer una música que funcione”. A partir de esa experiencia se ganó un Cóndor de Plata.

“Yo estaba en Nueva york vendiendo chocolates porque no tenía un mango, además componía para una banda de jazz, y una vez que volví a Buenos Aires tenía un mensaje de Warner diciendo que Miguel Bosé me quería conocer. Al principio pensé que era joda”, relata Nico sobre la previa de su viaje  a Europa.  En Londres llegó a grabar un disco sinfónico con la London Session Orchestra en una experiencia que definió como “hacer un master”. “Miguel es el artista más arriesgado e intuitivo que conozco. Después hicimos otro disco en un garaje con una computadora”, cuenta.
“Cuando me acerqué a la Academia el hecho de respirar música las 24 horas durante cinco años fue súper importante, te pone la vara muy alta. Te juntas con gente que admiras. Esas experiencias son invaluables. Pero a mí me gustó siempre el rock, y en un sentido fui a estudiar para después volver a lo más intuitivo del rock”, cuenta Sorín.
Tal vez en busca de inspiración viajó dos veces a la Antartida, en 2013 y 2019. La primera vez pasó dos meses enteros en la Base Marambio y Base Esperanza. “Me llevé las hojas pentagramas a ver qué pasaba y el primer fue increíble, reencontrarse con el planeta, la fragilidad, ver a los pingüinos saltando fue mágico. Hasta que intenté levantar una caja de víveres con -30 grados y me rompí todo el brazo”. La segunda aventura, esta vez con más suerte, fue hace unos meses: “Tuve la necesidad de volver y capturar lo que ocurre ahí porque es un lugar donde fluye”.

De la primera experiencia tortuosa salió “Monster” (2014), el álbum debut de su ex banda Octafonic, con canciones en inglés, composiciones complejas y una formación muy numerosa. “Es una banda que pienso como una especie de fábrica donde cada uno tenía una función, como una orquesta pero de rock”, definió. El segundo disco del grupo “Mini Buda”(2016) surgió luego de un viaje a Tailandia por lo que Nico dice que no viaja para descansar, sino que siempre trata de llevarse algo.
En unos meses entra en las cuatro décadas y cuenta que está atravesando una crisis que le produjo la necesidad de hacer otro tipo de cosas, lo cual fue una razón para dejar Octafonic. “Tener la libertad de poder hacer lo que quiera, y con la banda a veces me sentía que quedaba en off side”, dice.
En 2018 cuando fue protagonista de “Argentum”,  un espectáculo de danza, música y mapping que se hizo en el cierre de la primera jornada de la cumbre del G 20 en el teatro Colón: “como era un recorrido a través de la Argentina, le puse la sinfonía Antártida, lo cual le dio más valor para mí todavía”. De hecho tendrá la oportunidad de presentarla próximo 13 de noviembre en el marco del “Sorin Sinfónico”, al frente de la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto en el CCK.

“Yo supongo que mi hijo va a ser contador”, dice Nico bromeando sobre el hecho de que se pareja es Lula Bertoldi, guitarrista y vocalista de Eruca Sativa. De hecho conoció a su mujer haciendo arreglos para un disco en vivo de dicha banda. A partir de su crisis existencial profesional y separarse de Octafonic sacó ‘Laif’, disco solista de 9 temas , dividido en tres episodios. “No quería sacar un disco de canciones y nada más. Más hoy en día que no existe el disco como obra. Entonces era armar una historia en episodios con tres temas: el nacimiento, el amor y la muerte”, explica.

Mi objetivo en la vida es “hacer música muy sencilla, pero no me sale. Igual cada vez estoy tratando de complicar menos, o que no se note”. Sorín se define a sí mismo como un artista “muy rebuscado, sobre todo en lo rítmico”. “La industria musical va cambiando, lo mismo que la tecnología. Y mi generación quedó en el medio, y caemos más tarde – analiza– igual a mí me gusta revelarme, creo que los artistas tenemos que contar las cosas de maneras únicas. Preservar eso es súper importante”.
La entrevista tuvo lugar en el marco de la jornada de capacitación sobre “Música: Creatividad, Tecnología y Negocios”, organizada por la institución educativa.

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