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«My Buddy» el profundo tributo de Patti Smith a Sam Shepard

Tras la muerte del dramaturgo, la artista publicó en The New Yorker un emotivo ensayo donde plasma recuerdos de esta amistad de más de 40 años.

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Tras la muerte del dramaturgo, la artista publicó en The New Yorker un emotivo ensayo donde plasma recuerdos de esta amistad de más de 40 años.
Shepard falleció en Kentucky el pasado jueves 27 de julio con 73 años de edad, por complicaciones relacionadas a la enfermedad de Lou Gehrig, según informó su familia en un comunicado el día 31 de Julio. La cantante se encontraba en Europa en el momento que fue informada del hecho.
La amistad de Patti Smith y Sam Shepard, tiene sus inicios en los setentas y perduró hasta los últimos días del multifacético artista. Una relación que causó polémica en sus inicios; se conocieron en Village Gate cuando Shepard tocaba la batería en la banda ‘Holy Modal Rounders’ y nunca más se separaron. En ese entonces él ya llevaba más de 20 obras escritas, y ella, si bien aún no había publicado su disco debut ‘Horses’ ya era reconocida como una rebelde cantante en el ambiente neoyorquino.
Durante esa época, como amantes, co-escribieron parte de la obra Cowboy Mouth (1971) del dramaturgo, según cuentan en dos noches de hotel, pero aunque esa etapa no duró mucho se mantuvieron amigos de por vida. Patti, detalla los recuerdos de este vínculo en sus memorias Just Kids (2010).
“My Buddy” (“Mi compañero”) fue publicado en The New Yorker el día 1 de Agosto. En él,
la estadounidense se despide de su amigo declarando sus sentimientos más íntimos y sus recuerdos más alegres.
Citamos algunos de los fragmentos del tributo* a continuación:
“Sam me prometió que un día me mostraría el paisaje del suroeste, porque aunque yo viajaba bastante, no había visto mucho de nuestro propio país. (…)”.
“Al repasar un pasaje, que describía el paisaje occidental, de repente levantó la vista y dijo: ‘Siento no poder llevarte allí.’ Sólo sonreí, porque de alguna manera él ya había hecho eso. Sin decir una palabra, con los ojos cerrados, recorrimos el desierto americano que desplegaba una alfombra de muchos colores: el polvo de azafrán, luego el rojizo, incluso el color del vidrio verde, los dorados verdes, y luego, de repente, un azul casi inhumano. Arena azul, dije llena de asombro. Todo Azul, dijo. Las canciones que cantábamos tenían su propio color «
“Estaba muy lejos, de pie bajo la lluvia ante el león dormido de Lucerna, un león colosal, noble y estoico tallado en la roca de un acantilado bajo. La lluvia cayó, obscureciendo las lágrimas. Sabía que volvería a ver a Sam de nuevo en algún lugar en el paisaje del sueño, pero en ese momento me imaginaba que estaba de regreso en Kentucky, con los campos ondulantes y el arroyo que se ensancha en un pequeño río. Imaginé los libros de Sam alineados en los estantes, sus botas alineadas contra la pared, bajo la ventana donde observaba a los caballos pastando junto a la valla de madera. Me imaginé sentada en la mesa de la cocina, buscando esa mano tatuada…”
* Texto completo en inglés en The New Yorker haciendo click aquí.
Sam Shepard es autor de más de 40 obras de teatro, ganó un Premio Pulitzer en 1979 por El niño enterrado, que es la primera parte de su ‘Trilogía de la familia’. En cine, hizo su debut como actor en la película de Bob Dylan Renaldo and Clara. A lo largo del tiempo fue nominado a un óscar como mejor actor de reparto por su papel en Elegidos para la gloria, de Philip Kaufman (1983). También recibió nominaciones en los premios Emmy, Globo de Oro y en BAFTA por co-escribir el guión de la película de Wim Wenders Paris, Texas.
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