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LOLLAPALOOZA ARGENTINA 2017

La cita camp del primer mundo, más local que nunca.

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Hace ya más de 20 años que en Europa y USA, especialmente en Inglaterra y Escocia, el desembarco masivo de público a los festivales de rock excede al mismo line up, como si el centro mismo de la cosa hubiere cambiado de manos: hoy las tribus parecen sentirse más protagonistas que los propios artistas. Poco les importa a no menos del 60% de la gente que asiste a Glastonbury, T in the Park, V Festival, Reading & Leeds, Benicassim, Coachella, si los headliners son estos o aquellos, lo importante es no faltar a las citas que congregan a miles de melómanos y amantes de las fiestas culturales más importantes del mundo joven. Ese hecho, tan incontrastable en los números de tickets vendidos con antelación como polémico desde lo meramente analítico artístico, se está volviendo una verdad develada también en nuestras pampas, con las últimas dos ediciones del Lollapalooza local como una muestra de ello. En la edición este año, con las 100.000 localidades agotadas para su tramo final, la preventa funcionó como un éxito (emulando el término Early Birds como en los megafestivales europeos) cuando ni siquiera se sabía si como número principal finalmente bajaba Radiohead, tal como se rumoreaba, o en su defecto el cartel lo encabezaba Metallica, como terminó ocurriendo. La cuestión es que el Lolla mismo, por peso propio, acabó por imponerse como la cita anual obligada, dejando en segundo plano a quienes tocasen. ¿Si eso está bien o mal? Al margen de los gustos y las subjetividades, son las leyes de cierto mercado global que llegaron a estas tierras y a estos bolsillos para quedarse e imponer una nueva moda. Y un nuevo y gran negocio.
Dejando de lado toda diatriba sociológica, el Lollapalooza Argentina 2017 fue un verdadero éxito desde todo punto de vista. Con una impecable organización (esta vez hasta celosamente exacerbada, sin una gota del alcohol y mucho uniforme policial, producto del efecto Indio Solari post Olavarría), un line up amplio y abarcativo (sin duda bastante menos rutilante que las otras anteriores), y en cuanto al estado del tiempo con un clima sorprendentemente benévolo y agradable. Todo acompañó para que la cosa fuese un todo muy hedonista. Y con algunos rendimientos artísticos dignos de destacar, que volvieron a la festichola masiva de lo más redonda y completa. Para más detalles del fenómeno, pasen y lean.
Foto: Claudio Zatti