Para arrancar, vamos primero a lo bien sabido: Graham Coxon saltó al estrellato mundial allá por comienzos de los 90s de la mano de Blur, la legendaria y camaleónica banda que lo tiene como protagonista principal junto con Damon Albarn. A la par de Oasis, en una feroz competencia de egos y grandes canciones, fueron los mascarones de proa del hedonista y pretencioso Britpop, vendiendo millones de singles, discos de estudio, tapas de tabloides musicales británicos y sumando fans alrededor del planeta, en una carrera ya longeva que supieron cultivar con dignidad musical hasta estos días. En más de 35 años de carrera, en el campamento Blur pasó de todo, surfeando peleas y alejamientos, sonados regresos masivos, mezclando la gloria pasada con nuevos buenos discos, jugosas y agotadoras giras mundiales.
El talentoso Coxon, de 55 años y eterno look nerd cuidadosamente descuidado, es una estrella de prestigio con un enorme palmarés. Tiene fama de carácter huraño y mal llevado, personal guitarrista y prolífico colaborador de otras grandes estrellas del firmamento rockero, como Paul Weller, Pete Doherty y los Duran Duran, a quienes se sumó de manera formal en la grabación de su último y exitoso LP “Future Past” de 2021 y algunas actuaciones en vivo. En formato solista supo concebir una sólida carrera, con 11 discos en estudios en los que sacó a relucir toda su excéntrica y fuerte personalidad.
Mixando pulso creativo con asuntos del corazón, hace unos años atrás y a través de una incipiente relación personal y artística unió su destino inmediato con Rose Elinor Dougall, ex cantante del trío femenino muy sixties The Pipettes y dueña de una hermosa voz, para la gestación de un puñado de nuevas canciones. Esa comunión artística y emocional, por fuera de la presión misma del mundo mainstream de Blur, produjo dos frutos muy preciados: una pequeña hija llamada Eliza May, y una nueva banda, The Waeve.
“THE WAEVE”: gestado en casa
El disco debut de The Waeve (Transgressive, febrero de 2023, producido por James Ford) fue un delicioso pastiche de calmas reflexiones melódicas (Sleepwalking, Undine, Over And Over) con píldoras de poderoso indie rock (Kill Me Again, Call I Call You). Dos marcas de fábrica del homónimo LP fueron la sedosa voz de Rose y el saxo de Graham, instrumento que se impone como protagonista en su nuevo grupo: los sonidos de su alto Selmer Reference 54 serpentean por todo el disco y le dan un toque elegante, lírico y personal. La expectativa por ver cómo la pareja daba continuidad al buen despegue de The Waeve, para aquellos que escuchamos el primer LP con una sonrisa, era un signo de pregunta de proporciones.
“CITY LIGHTS”, un revulsivo superador
El pasado 20 de Septiembre y con el adelanto de algunos singles de magnitud como Broken Boys y la adictiva canción que da nombre al disco, Transgressive editó el segundo trabajo de la (otra) criatura de Rose Elinor Dougall y Graham Coxon. Potenciando el logro del debut, este disco multiplica todo lo expuesto con anterioridad con una buena dosis de guitarras, synths, saxos (el alto a cargo de Coxon y con algunos tenores invitados), bajos gordos y baterías machacantes, instrumentos también tocados por Graham en la intimidad de su estudio casero de Londres. El hiperactivo guitarrista se transforma en multiinstrumentista y se luce, como en la experimental y cruda Druantia (imperdible la toma en vivo del canal The Line of the Fit, incluyendo un doble saxo https://www.youtube.com/watch?v=EwQnEn5ELKQ ), y la descose toda en Moth Of The Flame (con un potencial de hit, tal vez en otro mundo pasado), es de lo mejor del disco. Este contundente track hasta contiene cierta epifanía de un estribillo en donde el Coxon cantante se adaptaría muy bien al frente de un (improbable) Joy Division de estos días. Auténtica mugre rockera y espacios para volar: The Waeve levanta bien alto la mano en la escena británica con una propuesta tan distinta como sorpresiva, y llama la atención a ambos lados del Atlántico para poder verlos pronto en vivo.