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Noel Gallagher y un show para «the people»

Después de una década Noel Gallagher volvió a tocar en el Heaton Park de Manchester con los High Flying Birds y dio un show que combinó con elegancia su pasado y su presente.

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Parecía un viernes más en Manchester, pero no lo era: Noel Gallagher, uno de los hijos prodigios de la ciudad, volvía a casa para reencontrarse con su gente,  “the people”. En la  previa desde temprano en los rincones del Northern Quarter sonaban los clásicos de Oasis y los nuevos single de “The Chief”. También se escuchaba ‘Shockwave’, tema que su hermano menor presentó un días antes y formará arte de su nuevo álbum “‘Why Me? Why Not?”. Pero ese es otro capítulo del asunto…
El paisaje parecía sacado de una foto añeja: el gris del cielo maridaba de forma poética con el rojizo de las típicas construcciones británicas, que en Manchester abundan por su pasado industrial. La lluvia y la neblina cubrían gran parte del horizonte y no dejaban ver las cientos de construcciones que se levantan desde hace años en los suburbios de la City, que como pasa en otros lugares responden más a negocios inmobiliarios que a la necesidad de viviendas.
El Heaton Park queda a más de siete kilómetros del Downtown, y el espacio Parklife, donde tuvo lugar el evento, tiene una capacidad para 30 mil personas aproximadamente. Noel no pisaba el predio desde 2009 cuando Oasis dio una serie de  shows para más de 210 mil personas que en una de las veladas tuvo que interrumpirse por problemas técnicos. Para llegar al lugar no solo hay que patear mucho sino que además parte del camino es de pasto y la tierra. En una suerte de procesión desde la tarde miles de personas cubiertas con bolsas, pilotos y ponchos de plástico se fueron acercando y vieron los shows de las bandas que completaron el line up de la fecha: “Inhaler”, “White Denim” y “Doves”.

Una década después Noel volvió y también acompañado del guitarrista Gem Archer y el baterista Chris Sharrock, quienes son parte los High Flying Birds. Cualquier distraído podría decir que se los vio sueltos como  en su casa.  La que sí abandonó el barco unos días antes del concierto fue Charlotte Marionneau, famosa francesa que se ganó un lugar privilegiado en la banda por tocar un instrumento único, las tijeras, y anunció su corrimiento por cuestiones personales.
Como si hubieran puesto “Who built the moon” a sonar, el show arrancó con los primeras cinco tracks del álbum de 2017 que produjo de forma colaborativa con David Holmes.: “Fort Knox”, “Holy Mountain”, “Keep On Reaching”, “It’s a Beautiful World” y “She Taught Me How to Fly”, tema escrito para su esposa a quién se lo dedicó explícitamente. El público empezó a entusiasmarse y entrar en calor con el correr de los minutos.
Luego fue el turno del nuevo single, “Black star dancing”, que da nombre al álbum que saldrá en los próximos días y conjuga una mezcla de influencias de gigantes como “Bowie, INXS, U2, Queen, Indeep y ZZ Top”, y les hace honor. La audiencia conoce muy bien al mayor de los Gallagher y no estaba ahí con expectativas de un revival de britpop noventoso. Si algo tiene de valor agregado Noel, como ex Oasis, es que si bien no se ata al pasado o al jueguito de la nostalgia, nunca va a negociar la simpleza y calidad compositiva de sus nuevas creaciones.
Sin embargo que la locación fuera la ciudad que inspiró melodías universales, exigía cierto ejercicio de comprensión histórica y hasta sentido común. Con la acústica en el pecho, “Talk Tonight” fue la elegida para romper el hielo. Desde ese momento el show comenzó a subir en una cuesta arriba que no paró hasta que se apagaron las luces. Siguieron dos covers más: “The Importance of Being Idle” y “Little by Little”, cuyo estribillo cantado por la multitud bajo la lluvia generó una escena épica, inolvidable. Oasis funciona en los norteños como un llamado a la felicidad. En los 90’ se convirtió en el canal de expresión de muchos jóvenes de clases trabajadoras acorralados por las medidas políticas de Thatcher, que hoy cantan sus letras como himnos.
Con “Dead in the wáter” se atenuaron un poco las pulsaciones. En el estribillo de este tema en particular la voz de Noel suena como un desgarro del alma, y sí que lo transmite. El repertorio siguió con un trío potente del álbum debut y homónimo de los High Flying Birds: “Everybody’s on the Run”, “If I Had a Gun…” y “AKA… What a Life!”. Para entonces, promediando el gig, la lluvia era cada vez más penetrante y, dado la venta libre de alcohol adentro del predio, se multiplicaban los abrazos y sobre actuaban las demostraciones de cariño.

De aquí en adelante fue todo Oasis y fue magia. De veinte temas en el set list, nueve fueron de la banda que encabezaron los hermanos Gallagher hasta el 2009 cuando Noel decidió que era suficiente. En una ofensiva sublime, digna de ser admirada por el Pep Guardiola, sonaron “The Masterplan”, “Wonderwall” y “Stop Crying Your Heart Out”. Las emociones a flor de piel por un tiempo que fue maravilloso y las interpretaciones siempre gloriosas de un Noel que ha encontrado el equilibrio entre la madurez artística y la libertad para hacer lo que quiere. Nadie le pidió tanto, pero se brindó entero al público mancuniano y dejó todo.
El público británico vive el show de otra forma, ni mejor ni peor, diferente. Sin caer en comparaciones tan fáciles como falaces, y lejos de enaltecer la cultura del aguante rockero en Argentina, se puede observar que el vínculo que tienen con la música es de cierta distancia y respeto. Mientras que los latinos solemos vivir la música a través del cuerpo con la certeza de la demostración. Lo que sí es compartido es el vínculo inagotable entre las pasiones más populares: rock y fútbol. De hecho Noel no perdió oportunidad durante la velada para hacer referencias sobre City campeón de la Premier League 2018 – 2019.
Para los bises eligió el clásico “Whatever”, que en 1994 logró ubicarse entre los cinco primeros puestos de las listas británicas y se mantuvo ahí casi 51 semanas. Siguió con el track que fue su lado B, la fenomenal “Half the World Away”, que cuatro años después formaría parte de The Masterplan, y por obvias razones dejó para el final “Don’t Look Back in Anger”, tema que hace 23 años es el himno indiscutido de Oasis y que Noel suele etiquetar como su “Hey Jude”. La elección de dupla no es casual: ambos temas llevaron en su momento un mensaje dirigido a la “working class” local que hoy puede resignificarse a partir del Brexit y el avance de la derecha.
Y como alguna vez lo hizo con la prepotencia de “I Am the Walrus” de los Beatles, esta vez para el cierre Noel eligió “All You Need Is Love”. El paso de los años se ve también en esta clase de gestos y en el detalle más fino de sus actos . La sensación es la de alguien que vuelve a su pueblo natal después de haber vivido años en una gran metrópolis. Noel ya no es el que solía ser, pero podríamos decir que es una versión optimizada que armoniza con elegancia y encanto su pasado en Oasis y su presente solista.

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