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Una efímera moda llamada twist

Apoyado en el fenómeno del rock n’ roll de los años ’50, el twist fue una escena popular en los EE.UU. y se convirtió en el primer baile de moda en todo el mundo a principios de los años ’60, inscripto en la expansión de la cultura juvenil de masas que se desarrollaba en el mundo occidental.

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Los años ’50 fueron testigos de la irrupción de un fenómeno que marcó profundamente la música popular juvenil: el rock ‘n’ roll se popularizó en los EE.UU. de la mano de artistas como Chuck Berry, Elvis Presley, Jerry Lee Lewis, Eddie Cochran, Little Richard, Buddy Holly entre otros. Sin embargo, promediando la década, la escena entró en decadencia ante la caída en desgracia de muchos de sus padres fundadores y el cuestionamiento de sus detractores adultos, preocupados por la moralidad y las conductas de sus hijos.
Entre el macartismo y el complejo militar-industrial
La preocupación que los padres tenían por la supuesta influencia negativa que los nuevos sonidos y bailes podían provocar en los jóvenes no se debía solamente al conservadurismo imperante en la sociedad estadounidense. En efecto, esta cuestión se vinculaba directamente con el contexto histórico marcado por la Guerra Fría, un conflicto ideológico, político y económico que enfrentó a los bloques capitalista y comunista liderados por los EE.UU. y la URSS respectivamente.
En el plano nacional, el correlato de ese conflicto se tradujo en la imbricación de intereses económicos ligados a una industria militar impulsada por la carrera armamentística y una política exterior militarista. Este proceso fue englobado en el concepto de complejo industrial-militar, y su divulgación se realizó a partir de un discurso del presidente Dwight Eisenhower al terminar su mandato en 1961. Al mismo tiempo, el senador Joseph McCarthy desencadenó un extendido proceso de declaraciones y acusaciones infundadas, denuncias, procesos irregulares y confección de listas negras contra personas sospechosas de ser comunistas con el fin de disciplinar a la sociedad.

La decadencia de la escena primigenia del rock and roll estadounidense allanó el camino para el surgimiento del nuevo baile, que nació con “The Twist” de Chubby Checker, rotando en la radio por primera vez el 6 de agosto de 1960 en un famoso programa de sábado por la noche: The Dick Clark Show. En esencia, el twist no difería prácticamente con el rock and roll en cuanto al sonido, sino que la novedad que aportó estaba vinculada con el baile, que fue tratado por el mercado con la asepsia necesaria para cuidar la integridad moral de los jóvenes.
Dick Clark, que era una celebridad de la música popular gracias a la popularidad que le generaba ser el productor y conductor de American Bandstand (un espectáculo musical que salió al aire en varias versiones entre 1953 y 1989), vio el potencial de esta canción cuando conoció la versión original de Hank Ballard, un artista proveniente del rythm and blues. Sin embargo, Ballard y su grupo fueron considerados demasiado obscenos, y así, el twist fue despojado de todas sus connotaciones sexuales y de su esencia negra, y fue adaptado para al consumo de los adolescentes blancos de los barrios residenciales de clase media.

El auge del twist a comienzos de los ‘60
En ese sentido, Clark solicitó grabar una nueva versión de “The Twist” con el joven y sano Chubby Checker, quien ya había demostrado su talento para la copia de otros artistas. Lanzando en el verano de 1960, la nueva versión se convirtió en un éxito que alcanzó el número 1 en la lista de singles en los EEUU. Posteriormente, el twist creció exponencialmente en la pista del Peppermint Lounge, una discoteca muy popular de la ciudad de Nueva York, y albergó a Joey Dee and The Starliters como el grupo anfitrión quienes, un año más tarde, alcanzaron el puesto número 1 de los charts con “The Peppermint Twist”. La importancia que adquirió este espacio se reflejó en las presentaciones de artistas de la talla de The Beach Boys, The Ronettes, The Crystals, Liza Minelli, The Four Seasons, entre otros.

Durante aquellos años, en que el campo del rock recién comenzaba a constituirse y, por ende, las fronteras que lo diferenciaban de las modas comerciales y pasajeras todavía estaban difuminadas, muchos artistas que sobrevivieron la decadencia de la primera camada de artistas de rock and roll que brilló en la década anterior (como por ejemplo, Bo Diddley y Bill Haley & his Comets) se volcaron al twist. Rápidamente, esta nueva moda edulcorada por la industria cultural, adaptada para el consumo de los jóvenes de clase media blanca, definió sus contornos a partir de la desinfección de los elementos considerados inmorales dentro de la onda expansiva que había provocado la irrupción del fenómeno del rock and roll.
“Frotar el trasero con una toalla al salir de la ducha y apagar un cigarrillo con los pies”
Sin embargo, se trataba de un baile que era considerado por los adultos (incluso por lo propios medios de comunicación) como lascivo e indecoroso, a pesar de su simplicidad y de no requerir parejas ni pasos aparatosos, ni contacto entre hombres y mujeres (incluso podía bailarse individualmente). No obstante, el twist tuvo ciertas virtudes: por un lado, tuvo un efecto homogeneizador en la cultura juvenil, marginando algunos prejuicios sociales y raciales que predominaban en la moral conservadora estadounidense.
Pero también fue una respuesta a una pauta de conducta muy arraigada entre los jóvenes de las generaciones anteriores: bailando el twist, las chicas ya no tenían que esperar a que algún muchacho las sacara a bailar. Con el avance de la década, esta moda se imbricó con profundos fenómenos que tenían lugar dentro de las sociedades occidentales y que ensanchaban cada vez más la grieta generacional entre padres e hijos, como el lanzamiento de la píldora anticonceptiva (que replanteó las formas en que hasta entonces se concebía la sexualidad), la popularización de las minifaldas, el uso de anfetaminas por parte de algunos jóvenes con fines recreativo, etc.
A pesar de haber sido un fenómeno efímero y eminentemente comercial, la pauta a la industria cultural por primera vez avizoró, a través del twist, la rentabilidad que podría extraer de la música rock, y a partir de allí comenzó a fomentar su constitución como un campo autónomo dentro de la música popular destinada al público joven, siendo un actor protagónico del proceso durante las décadas siguientes.