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Entrevistas

John Robb: “La música ya no se trata de ídolos, sino de mini revoluciones”

El músico y escritor es uno de los mayores conocedores de la industria musical y la historia del rock británico. En una entrevista exclusiva con Ultrabrit desde Londres habló acerca del origen del Britpop en Manchester, la situación actual de la escena en UK y el fin de las bandas de “ídolos”.

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John Robb es de esas personas imposibles de etiquetar, y probablemente sea una de las llaves de su encanto. A sus 58 años ostenta un equilibrio envidiable entre el espíritu rebelde, aún prendido pero sumamente dosificado, y la sabiduría de una persona que conoce los límites por sus propias experiencias de vida. Al llegar al lobby del hotel de Covent Garden donde estaba alojado me recibió muy amablemente. “¿Quieres una taza de té?”, me consultó con un inglés tan norteño como amable y una elegancia “all round punk” que difícilmente pasa desapercibida. Cuenta entusiasmado que el fin de semana estaría viajando por primera vez a América Latina, específicamente a México D.F., a tocar con The Membranes, banda que conforma desde 1977,  y que le encantaría conocer Argentina.
En el “hall of fame” del rock se lo conoce por haber sido parte de momentos históricos donde su contribución fue mínima pero clave para que la música nos cambiará la vida a todos. No es un dato menor que fue el primero en entrevistar a Nirvana en 1988, o quien diera nombre al “Britpop” de los 80’s en la revista “Sounds”,  al referirse a bandas mancunianas como The Stone Roses, The Happy Mondays o Inspiral Carpets, una década antes de la incorporación del termino al léxico periodístico en UK.
La mayoría de los sitios de internet lo identifica como un “multi premiado periodista”, y se listan sus acciones en televisión como presentador o comentarista, y sus actuales colaboraciones en The Sunday Times, The Observer, The Guardian, The Independent, y otros medios internacionales. Sin embargo John dice que él es escritor y le brillan los ojos cuando habla de “Louder Than War, revista y plataforma virtual que creó en 2010, para dar a conocer propuestas artísticas alternativas, novedades musicales, crítica de bandas y obras, con una mirada independiente. Podríamos decir que el proyecto es un reflejo de él y combina lo más genuino de la ética DIY, ligada al punk, la audacia del arte altruista, y el ‘know how‘ del trabajo en red colaborativo.

Acumula más de 30 años de carrera y es el autor de obras fundamentales (y best sellers) para cualquier biblioteca rockera como “The Stone Roses: And the Resurrection of British Pop”, de 1997, y “Punk Rock – An Oral History”, que publicó 2011. A pesar de eso, con una humildad inspiradora, sigue yendo a las bases todo el tiempo y entiende que la única magia posible es la que se produce en los vínculos. De alguna manera John sintetiza el devenir de la historia del rock británico en su esencia más pura, alejado de las imágenes publicitarias, el mainstream de pantallas, y los mensajes estandarizados. Sus palabras son una suerte de memoria de la cocina del brit y permiten, a quién conversa con él, tener un primer acercamiento a una mirada crítica y atenta sobre el manual de funcionamiento de la música británica.
John habla de escribir como de “ser”, con libertad, sin ataduras, sin reglas impuestas ni “lo que diga la gente”. “No soy periodista, solo un escritor. No tengo las habilidades de un periodista, no me siento representado. El periodismo es un oficio, yo lo que trato de hacer es bajar lo que siento y pienso en el momento. Cuando escucho música siento que me transporto y trato es escribir sobre eso. Me gustan más los adjetivos que los sustantivos, y las descripciones más que las afirmaciones”, expresa.
Lo que mas disfruta el bajista de The Membranes es escuchar bandas nuevas en vivo y escribir sobre ello, aunque confiesa que debe hacerse espacio en la agenda ya que últimamente tiene mucho trabajo con sus libros y giras: “Llego de un ‘gig’ y dejo que salga todo. Y lo que fluye está bien, es lo que siento. Confío en los momentos de pura sensación, en lo que la música me provoca. Es más, nunca tomo nota ni preparo las notas, es lo que me sale. No espero que todo estén de acuerdo, solo lo hago. Sobre todo para quienes escribimos sobre rock’ n’ roll, no es una escritura formal, no debería importarnos. No debemos agradarle a nadie”.
Nunca salgo a buscar bandas, escribo sobre las que me gustan. Pero es completamente aleatorio cómo llego a ellas. De alguna manera las cosas me llegan y es como un vínculo orgánico”, cuenta Robb que cada día recibe cientos de mails, vídeos y sencillos de todo el mundo y trata de contemplar la mayor cantidad posible. Muchas bandas de UK, y de todo el mundo (incluso de Argentina como es el caso de “The Otherness”) confían en su criterio como ‘crítico’ pero también, y sobre todo, como un inspirador: “Cuando uno quiere colaborar con los demás encuentra tiempo y lo dedica. Muchas bandas me escriben buscando orientación o sugerencias. Lo que pasa es que cuando estas adentro de una banda no podes saber cuál es el hit o cuál es el mejor tema para un vídeo, para eso estamos los externos para dar una opinión desde afuera”.

A la pregunta un poco ortodoxa sobre cuales son los criterios que usa para evaluar un proyecto artístico responde que “es como instintivo”: “como pasó con Alan Mcgee, él va y escucha una banda por unas horas, la mira. Yo solo escribo sobre la banda. Cuando vio en vivo a Oasis tal vez no pensaba que iba a vender un millón de copias, pero sí pensó que era la banda más grande que había visto hasta entonces. La mayoría de las personas duda o se hacen muchas preguntas, pero es cuestión de confiar en los propios instintos. No hay algo que esté bien o mal. No tenés que tener información enciclopédica o saber el nombre del baterista de los Yardbirds para hacer una review, es lo que sentís”.
Robb entiende, y aquello que relata es una breve síntesis de cómo funciona el circuito cultural en UK, que el camino es lo colectivo: “si hay algo que pasa en UK es que todos tratamos de colaborar y trabajar juntos, eso hace crecer a la música. No necesitas mucho dinero, ni una oficina muy grande, solo buenas intenciones. No debería haber competencia entre las bandas, son todas diferente y siempre va a haber una más grande que la tuya, se trata de hacer que la música crezca. Nada más”.
Acerca de la situación actual de la industria musical y cómo ha cambiado el mapa, dado que ya no existe un claro predominio del rock mancuniano como sucedió en los 80’s y 90’s  años, John cuenta que la afluencia de bandas es constante sobre todo “gracias a Internet y las herramientas digitales en la cultura”.  Cuando llegó a Manchester en 1994 había cerca de 30 bandas, mientras que hoy “hay más de tres mil porque todos los chicos tienen una banda”. Sin embargo el cambio de paradigma de consumo ha provocado una diferencia clara en el impacto: “Antes las bandas cambiaban todo, incluso la vida de las personas. Ahora ya no cambian el mundo como solían hacerlo. Hoy todos escuchan música en Spotify y diferentes plataformas, no es malo, es diferente. Ya no se trata de ídolos, sino de mini revoluciones”.

El análisis sobre el fenómeno colectivo del British rock es sumamente denso y complejo, y responde sin dudas a múltiples causas y hechos socio culturales, políticas y económicas. En una aproximación a una mirada sociológica, y rozando parte del análisis que Robb hace en sus libros, explica que el rock es la forma en que los hombres ingleses pueden expresarse: “Si bien estamos en medio de un proceso donde hay más libertad y sensibilidad, en el norte de Inglaterra sobre todo, todavía somos muy fríos y a los hombres nos enseñan a no mostrar nuestras emociones. El rock ‘n’ roll nace para eso, para poder ser sensibles en un contexto donde rompemos guitarras. Claro que no es exclusivo de los hombres, las mujeres también lo usan como un medio de expresión, pero me atrevo a decir que ellas lo sientan como una emoción más cercana, con la que se pueden conectar. Probablemente para muchos hombres el rock sea la única alternativa que tienen para hablar de amor, de sus problemas. El rock n roll es muy romántico en cierta manera. Es un espacio donde podemos expresarnos, por eso los ingleses somos tan buenos en el Rock n roll, porque normalmente no solemos expresarnos bien”.
El escritor entiende que la forma de concebir la música y el éxito han cambiado con respecto a las épocas donde nació el Britpop. Como el caso de de los Arctic Monkeys, quienes a pesar de ser la última gran banda de rock y vender millones de discos, tienen otro estilo: “Ni siquiera es lo que buscan, han hecho movimientos muy inteligentes porque juegan sin presión. Si fueran los Stone Roses tendrían la presión encima de tener que estar sacando éxitos todo el tiempo. Ese fue su problema del éxito del primer álbum («The Stone Roses», de 1989, que vendió), hicieron un segundo que era solamente bueno (“Second Coming”, de 1994) y fue un fracaso. La gente estaba esperando otro disco que cambiara sus vidas, es muy difícil mantener eso”.
Como buen observador de lo que sucede, y sin un pelo de reaccionario o aires conservadores, reconoce que no todo en el mundo es rock y que el arte se trata de lograr una expresión real y genuina. “La música es parte de la subjetividad y hasta el estado emocional de las personas. Creo que la música es tan buena como siempre lo fue, solo que ahora se escucha de forma diferente. No soy como esos que reniegan del presente o creen que el pasado fue mejor. Si estas conectado con lo que pasa vas a encontrar buena música, pero hay que saber escuchar”, sostiene.

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