Gracias al trabajo de diferentes productores musicales, blogs especializados y músicos aventurados, en los últimos años las bandas de Latinoamérica fueron generando un circuito propio de intercambio constante. De esta manera, y gracias al desarrollo de estos lazos interregionales, el grupo ecuatoriano Munn logró tocar en Chile por segunda vez en su carrera y aterrizar por primera vez en la Argentina para hacer dos conciertos.
La banda de rock alternativo comenzó en 2008 como un proyecto de electrónica. El bajista Alvaro Andrade junto al DJ Ricardo Zurita -los miembros fundadores de Munn- querían hacer un dúo de trip hop e invitar a diferentes músicos a tocar. Un día se sumó Pablo Molina en la guitarra, otro día su amiga de la secundaria Mariela Espinosa puso la voz y, luego de algunas incorporaciones más, se dieron cuenta que habían formado una banda. Aquí y Ahora, su segundo disco de estudio, es, según su guitarrista «el resultado de la hibridación entre el proyecto inicial, un dúo de música electrónica, y lo que propone el formato banda, con más instrumentos y energía». Antes de sus dos presentaciones en Argentina –el viernes 4 a las 22 en El Oceanario Club Cultural (Villa Crespo)yel sábado 5 a las 22 en Espacio Cultural Dinamo (Once)– hablamos con Pablo Molina. -¿Cómo llegaron a la Argentina? –Mariela Espinosa vivió hace unos años acá y le quedaron varios amigos. Es nuestra primera venida como banda y también es nuestro premio del año. Venimos de manera autogestiva al cien por ciento. Desde Quito, sentados detrás de una compu tocamos las puertas de todos los contactos que conocíamos. El trabajo de gestión independiente hace que uno se la pase buscando lugares, escenarios, equipos. Es lo que nos pasa también allá en Ecuador. -¿Cómo es la escena de Quito? -Quito es la capital de nuestro país y tiene alrededor de 2 millones de habitantes. Es un país un poco más chico que Argentina. Hay muchas bandas y muy buenas, hay un alto nivel de grabaciones, de videos, pero hay una escasés de venues total. Realmente estamos en un estado de emergencia en ese aspecto. Habrá, como mucho, tres lugares accesibles para hacer shows. Realmente es complicado y hay que salir a buscar la manera. -Sin embargo, a veces pasa que mientras más hostil es el contexto para las bandas, más creativas se ponen. ¿Es así? –Es una cuestión de supervivencia. Uno se pone más creativo, más adaptativo. Hay que estar más activos y buscar el modo. Si uno no lo encuentra, no pasa. De esa manera ha crecido bastante la escena. -Hace algunos años hubo una suerte de renacimiento de los lazos culturales latinoamericanos, ¿en qué situación se encuentra actualmente la región?
-En nuestro caso personal, tenemos la suerte de haber fichado con la disquera chilena LeRockPsicophonique, un conglomerado pequeño de autogestión por la industria musical. Además, somos amigos de los Como Asesinar A Felipes, por lo que han ido a tocar varias veces a Ecuador y nosotros hemos podido hacerlo en su país en el 2013 y la semana pasada, en el Festival Frontera. A través de esos contactos particulares se puede ir generando lo que, a una escala mayor, pasaría a ser un circuito independiente latinoamericano. Estamos trabajando en eso. -Su último disco, Aquí y Ahora, plantea un viaje musical por diferentes climas. ¿Cómo fue el proceso de grabación?
-Lo grabamos en vivo porque estaban dadas todas las condiciones para hacerlo y salió ese sonido que es difícil de definir. Y la verdad es que no sabemos qué va a pasar en el próximo álbum. -¿Cómo funcionan esas canciones en vivo?
-Si bien tenemos algunos temas más enérgicos, Munn no hace música para bailar. Pero nos pasa con públicos muy diversos, y en diferentes festivales, que la gente conecta. Los podés ver con los ojos cerrados, moviendo su cuerpo de la manera que sea. Están como en un viaje o en un vuelo. Y es muy enriquecedor poder compartirlo.