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Indio Solari en Olavarría: No aprendemos más.

Una jornada que no debió ser, marcada por la tragedia y el descontrol.

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Cuesta creer que en un país como la Argentina, donde la tragedia se hizo presente de la peor forma en un show de rock, alguien haya pergeñado lo que podría haber sido un Cromañon a gran escala. Lo que tendría que haber sido una fiesta en Olavarría, terminó con muerte y caos.
En un predio habilitado para 170.000 personas sólo se habían previsto 6 accesos, 1200 personas de seguridad privada, 8 puestos de atención médica, e increíblemente una única salida. Así lo corroboran muchos de los presentes que tuvieron que abrirse paso por sobre los celosos vallados del perímetro para poder escapar de una ola de gente que intentaba salir de alguna forma. No había salidas de emergencia. Suena a poco, suena a muy poco, suena a locura, pero así fue. Mucho más si tenemos en cuenta que se podían ver claramente 15 torres de sonido e iluminación distribuidas dentro del campo. Pareciera ser que era más importante el sonido -que tampoco fue bueno- que una eventualidad sanitaria importante si se tiene en cuenta de antemano la cantidad de asistentes previstos.
Finalmente se habla de alrededor de 300.000 asistentes (hay quienes aseguran que fueron muchos más) y la pregunta surge de inmediato. ¿Cómo fue que esa masa enorme de gente, indudablemente muy por encima de lo previsto, pudieran acceder al predio?
Con las localidades previstas agotadas, se siguió vendiendo una vez cumplido el cupo. Se siguió arengando a la gente a asistir ya que habría entradas a la venta hasta última hora en las boleterías del lugar. También hay que tener en cuenta la equivocada costumbre que algunos artistas tienen -esto no parece ser exclusivo del Indio- de abrir las puertas y dar acceso a quienes sin entrada quedan afuera del lugar. Puede que esto último no haya sucedido, según se pretende informar, pero cuesta creer que más de 100.000 personas se hayan “colado” entre las 170.000 que si tenían su entrada. ¿Algo no funcionó bien, no estuvo previsto o hubo negligencia deliberada?
Muchos de los asistentes, casi todos,  no se cruzaron en ningún momento con fuerzas de seguridad en el perímetro del predio, algo que colaboró con quienes fueron a hacerse el fin de semana. No faltaron los robos de entradas, celulares y hasta zapatillas, además de agresiones a los asistentes. Definitivamente no estuvieron a la altura de las circunstancias quienes eran responsables de la seguridad externa.
En los accesos, los cacheos fueron tan laxos que pudo verse el uso de pirotecnia, prohibida en este tipo de eventos, dentro de La Colmena. Hubo gente sin entradas que ingresaba a la par de quienes si las tenían. “Entrada en mano” se gritaba por momentos, pero nadie las controlaba.
Los incidentes comenzaron promediando el cuarto tema, “Ropa Sucia”, donde el Indio dejó de cantar y de inmediato intento desde el escenario poner un poco de orden frente a una primera avalancha de gente. En la primera y más larga de varias interrupciones que tuvo el show reclamó al público que dejen de empujarse, que algunos vayan para atrás, pidió asistencia sanitaria y de seguridad para gente que claramente vio en una situación complicada entre tantas otras cosas que intentó. Algo no estaba bien y el Indio lo sabía, lo estaba viendo. No era el mismo de otros shows. Pero… ¿es suficiente su palabra para manejar una multitud desde un escenario? ¿Realmente alguien o él mismo creían que podía hacerlo?
Sus shows suelen tener un entorno similar al que se pudo ver el sábado en Olavarría, pero en medio de un caos creciente a Solari se lo vio desbordado por ese “descontrol” que esta vez seguramente le iba a pasar factura.
El saldo de primera hora de esa noche equivocada es de dos muertos (uno identificado y el segundo sin identificar al momento), según informó Susana Alonso, fiscal de Olavarría. También hubo decenas de heridos atendidos en el Hospital Municipal Dr. Héctor M. Cura y varios que quedaron internados con cuadros de diferente gravedad, que van desde intoxicaciones, traumatismos múltiples, heridos de arma blanca, hasta cuadros coronarios. Mucha gente perdida sin encontrar a sus grupos, descompuestos y desmayados atendidos por vecinos y los propios asistentes al show.
Está visto, a 12 años de Cromagnon. No aprendemos más.
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