No hay dudas de que Adele cerró el 2021 a lo grande. El estreno de la conmovedora Easy on me en octubre marcó el regreso, luego de seis años de silencio, de una de las estrellas pop favoritas del nuevo milenio. Un mes después, el lanzamiento de 30 -su cuarto álbum de estudio- develó un tracklist desbordante de emociones, retrato del proceso de sanación tras su divorcio, que la llevó a batir un récord: en apenas una semana, las 500.000 copias adquiridas lo transformaron en el álbum más vendido del año en Estados Unidos.
Tal como lo venía adelantando hace unos días en sus redes sociales, lejos de ponerle pausa a esta seguidilla de éxitos, hoy le llegó el turno a Oh my God, el segundo corte de difusión. Su imagen luciendo un elegante vestido de seda rojo en perfecta combinación con sus uñas, su labial y la manzana sostenida en sus manos provocó que los fans demostraran su entusiasmo con una catarata de comentarios expectantes.
El video -dirigido por Sam Brown, quien estuvo al frente del clip de Rolling in the deep y, también, trabajó con artistas como Coldplay y Jay Z- es una pieza glamorosa captada en blanco y negro que toma como punto de partida el plano del fruto prohibido sobre una silla. Envuelta en un sonido alegre y con huellas del soul que anticipan una canción más positiva que su antecesora, Adele canta “Tal vez, cariño, estoy perdiendo la cabeza porque esto es un problema, aún se siente bien. Balancearse al borde del cielo y el infierno es una batalla que no puedo pelear” para hacerle frente a sus tentaciones mientras montones de bailarines danzan a su alrededor.
En sólo dos horas, la producción acumula casi un millón de visualizaciones y promete posicionarse como otro enorme hit de la británica.
