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Gordo Larvo: “Hay una gran movida musical comandada por mujeres”

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Gordo Larvo es una chica. Tiene 21 años. Su banda, Les Shakires, la rompe. Rap con mucho groove, toques de trap, ritmos funkeros, pop, rock. Un cóctel interesante, contundente, bailable y con contenido. Hasta hoy hizo sólo dos recitales y ambos fueron sold out sin tener ni una canción editada ni subida a redes o plataformas. Curioso, no? Luego grabó dos sesiones que pueden verse en YouTube. Este viernes vuelve a Lucille, quedan algunas entradas y será una fiesta. Gordo Larvo no es una promesa, es mucho más que eso. Y esta es la primera entrevista de su historia.

Cómo fue eso de hacer un sold out en Lucille sin tener ni un tema editado ni subido?

G.L.: La verdad que fue una sorpresa enorme. Por eso mismo que vos decís, hasta hoy no tenemos ni un tema bien producido o subido a Spotify. En ese momento no estaban ni las sesiones que hoy pueden encontrar en YouTube. Y la verdad es que fue mucha sorpresa y mucha gratitud de nuestra parte. Yo sentí internamente muchas cosas. Porque venía de un proceso muy individual a algo colectivo, algo más grande. Y ahí ya hay una transmutación re zarpada de lo que significa para mí hacer música. Darme cuenta que ahí había algo muy valioso. Siento que cuando algo fluye se te muestra de frente, se expone, te dice “che, dale, es por acá”. Y es lo que vengo viviendo con Les Shakires, todo es un gran SI. Y por otro lado siento que como grupo humano lo merecemos. Porque ponemos mucha energía, mucho amor, mucho tiempo, mucho ensayo. 

Cuándo empezó tu camino musical?

G.L.: En el 2018 comencé a conectarme con el freestyle, a tirar mis primeras barras. Muy influenciada por Ca7riel, nosotres ranchábamos muchísimo, nos la pasábamos juntos y él ya tiraba freestyle desde antes y siempre me decía “Dale Gordo, no seas cagón. Tirate unas barras”. Y con el tiempo me fui soltando, jugando más. Encontré ese espacio donde podía jugar, errar y donde estaba bien no saber cómo hacer algo. Cosa que a veces las personas no nos permitimos. En el freestyle encontré esa cosa lúdica y maravillosa, poder ser quien soy. La primera vez que tiré unas barras y gustaron me di cuenta que les estaba gustando mi transparencia. Todo eso que sale ahí y no puedo controlar, que también sale de mi inconsciente. Ahí me empezó a picar el bichito. Ya en el 2019 empecé a componer mis primeras cosas sin siquiera pensar que me iba a dedicar a esto.  Yo vivía con mi hermano, Tía Nelly Rakush (guitarrista de Les Shakires), con mi prima Julieta Burgos y Mariano Vega, ellos tienen un proyecto que se llama Burócratas del Fogón. Y también con mi otra prima, que es una fotógrafa de la ostia, Micaela Burgos. Ahí pintaban siempre las zapadas y pude jugar, experimentar y darme cuenta que había algo que me vibraba fuerte y que no era solamente un hobbie. Luego empecé a sentir que no podía ser feliz si no me dedicaba a esto el tiempo necesario. Y tras el espacio de reflexión del 2020, para el 2021 dije “loco, voy a arrancar con todo con el proyecto”. Y así fue como con Les Shakires empezamos a meterle a full. Y encontré ese grupo de gente zarpada.

Cómo trabajaron las primeras canciones?

G.L.: Yo les llevé unas letras mías con unos beats re choreados de YouTube (risas) y los pibes lo hicieron pelota. Se adueñaron de la intención del tema y le pusieron su magia, sus condimentos, su musicalidad. Lo transformaron en otra cosa y suena bárbaro. Entonces, si bien el proyecto es mío, un poco esos temas son de la banda. Y eso me encanta. Vamos flashando, no tenemos ninguna pauta. Por ahí alguien arma un beat y el resto va completando con lo suyo, es un proceso muy orgánico por suerte.

Participaste en vivo con Feli Colina, cómo fue ese momento?

G.L.: Lo de Feli Colina fue impresionante. Ella me escribió y yo la flasheé porque es una artista que admiro mucho. Es una persona que se siente, se percibe su energía, su bondad, su manera de ser. Es alguien completamente transparente. Lo transmite en su música y fue lo que pude vislumbrar ese día en el Teatro Coliseo. Su alma está tan expuesta y con una firmeza tan zarpada que a mí no solamente me inspira sino que además me sensibiliza. Y el arte que te toca esa fibra hace que dejes tu coraza de lado y puedas decir “Sí, loco. Yo también soy toda esta vulnerabilidad y toda esta fuerza”. Así que estar ahí fue muy especial. Había mucha gente talentosa, un gran equipo con la misma energía que ella tiene. Su gente brilla porque ella desde su lugar habilita a que eso pase. El Coliseo, además, es una belleza. Nunca había estado en un escenario tan grande. Y si bien fue efímero, como lo es siempre el freestyle, es un recuerdo que tengo en el corazón. Mirarla a los ojos a Feli y estar freestyliando y sentir toda esa mujer que es, fue  una sensación muy grosa que deseo repetir. De hecho, me encantaría que venga a un show mío.

Te sentís parte de una nueva generación de mujeres fuertes que están haciendo vibrar la escena?

G.L.: Hoy en día creo que soy una de las mujeres que estamos ahí, agitando el avispero, haciendo un poco de ruido. Creo que es algo realmente importante como género, como colectivo, reconquistar el espacio musical porque siento que el arte como espacio, tanto terrenal como intangible, es algo que es de todes y que no se nos puede privar a las personas de estar haciendo lo que amamos. Creo que es una reconquista interna, de la propia confianza, del autoestima, de reconocer nuestro deseo, de hacernos cargo de ello. Y yo me siento parte, porque sé lo que soy capaz de transmitir. Para mí significó una gran de evolución interna poder estar arriba de un escenario. Por suerte hay un montón de mujeres que hoy están partiendo la escena, cambiándola. Y escucho mujeres como Nathy Peluso, Feli Colina, Soy Acus, Nana Arguen, Clara Cava, Abril Olivera, Paloma y El Mar, Juli Burgos con los Burócratas del Fogón, etc. Hay una gran movida musical que está siendo comandada por mujeres y encuentro en esa música tres cualidades: sensibildad, transparencia y profundidad.  Para mí encontrarme con eso es súper inspirador. Y celebro que se esté dando en todos los géneros musicales.

A quiénes recomendás de tu generación para que escuchemos?

G.L.: Primero los de mi banda, Tía Nelly y Fede Mottalini. Tienen sus proyectos personales, manejan una data re picante y están muy atrevidos. Hace poco hice un feat con los Madiba, una banda del carajo. También Privia, que la descosen. La China Roldán la está rompiendo. Freyja, una freestyler que tienen que escuchar porque es lo más. Y Vickita, que también está on fire.

Qué se viene este viernes 10 en Lucille?

G.L.: Este viernes se viene la vuelta de Les Shakires después de meses de no poder tocar. Con esa energía de la luz después del encierro. El florecimiento de la primavera, la liberación, el poder volver a encontrarnos. Eso es lo que más me interesa transmitir. Volver a estar juntos mirándonos las caras, compartir un momento y toda esa energía hermosa que nos permite experimentar el arte. La formación va a cambiar un poco. Como siempre van a estar Facu Vidal en teclas, Fede Mottalini en bajo, Jeremías Alegre (1915 y María Becerra) en batería y Tía Nelly Rakush en guitarra. Y se suman Anabela Luz y Paloma Y El Mar en coros y apoyando en algunos temas. La rompen toda y  traen esa energía femenina tan hermosa. Y de invitades tenemos a La Valenti, que ya de saber que viene me muero de amor. Y también a El mundo Limón, Delfín y Mariano Vega. Así que va a ser una velada muy hermosa, tengo ganas de compartir y de dar todo lo que esté a mi alcance.

Gordo Larvo y Les Shakires se presentarán este viernes 10 de septiembre a las 19:30 en Lucille.

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