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Merchant: “Algunas veces quiero bailar y a la vez sentirme triste”

El reconocido bajista de Duran Duran, John Taylor, une fuerzas con Merchant, el nuevo artista de Los Ángeles, para llevar un emotivo alivio de synth-pop a la resaca mundial de la pandemia.

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Es verano en California e invierno en Buenos Aires. Las restricciones que siguen en pie por causa de la pandemia Covid-19 hacen que los viajes sean casi imposibles, que el contacto entre la gente esté reducido al mínimo y que casi toda comunicación siga siendo virtual. Y en ese momento en el que creemos que no podemos soportar un zoom más, Nate Merchant nos da la prueba de que estamos absolutamente equivocados con su carisma y buen humor, palpables aún a través de la pantalla. En una charla distendida, Merchant nos cuenta sobre su vida, sus comienzos en el mundo de la música y su más reciente trabajo junto a John Taylor como colaborador y productor.

Creo que el público quiere saber más sobre vos. Contame algo un poco sobre tu vida. ¿Dónde creciste, dónde fuiste a la escuela?

Nací un 7 de julio, soy de cáncer y amo el verano. Crecí en la ciudad de Portland, en el Estado de Oregon. En realidad mi casa estaba en un pueblito a unas 10 millas de Portland que es la ciudad más importante de Oregon. Fui a la escuela pública, solía practicar muchos deportes como básquet, fútbol (americano), beisbol. Era un chico con un millón de hobbies, todo me interesaba. Un mes me encantaba una cosa, y al otro otra, y así. Y cuando cumplí 10 años, mi mamá me mandó a tomar clases de piano y por alguna razón comencé a dejar esos hobbies de a poco y la música se transformó en ese hobbie que nunca se fue. Cada día me gustaba más y quise aprender a tocar todos los instrumentos, así que primero fue el piano, después empecé a tocar la guitarra, después empecé con clases de batería. Ya en la secundaria comencé a cantar, era parte del coro del colegio; la música es un campo tan grande, con tantas facetas diferentes en las cuales me puedo sumergir sin dejar que me aburra de ella, que me terminó cautivando por completo.

¿Tenías a alguien en tu familia que se interesara en la música? ¿Quién te introdujo en ese mundo?

Si, fue mi mamá. Ella creció tocando el piano. Había uno en la casa de mi abuela en el que ella tocaba y cuando yo empecé a tomar lecciones, me la pasaba todo el tiempo en lo de mi abuela tocando el piano. Creo que ella se dio cuenta de lo mucho que me gustaba tocar por todo el tiempo que pasaba ahí casi pegado al instrumento, y decidió regalárselo a mi mamá así teníamos el piano en casa y yo podía practicar cuando quisiera. Además, mi mamá canta todo el tiempo, se la pasa escuchando música el día entero, desde que se levanta hasta que se acuesta. Y mi papá es un gran fan de la música, ama el rock clásico. Se la pasaba llevándome a conciertos todo el tiempo. También tenía dos guitarras, una eléctrica y una acústica con un amplificador. Así que crecí rodeado de música, instrumentos y conciertos desde chico.

Por lo que contás, la música fue definitivamente tu primer amor.

Si. Después de estar practicando diferentes deportes y aprendiendo a tocar instrumentos, la música definitivamente ganó el 100% de mi atención.

¿En qué momento supiste que querías ganarte la vida siendo músico y cantante?

Creo que fue cuando estaba terminando la secundaria. Es un momento clave, porque se supone que tenés que ir a la universidad y elegir una carrera a la que te vas a dedicar por el resto de tu vida, según lo que la sociedad marca, aunque en mi opinión uno debería poder crecer y elegir qué hacer con su vida a medida que crece porque a los 18 años, ¿qué tan seguro podés estar? En mi caso, lo que hice fue jugármela por la música, que siempre fue lo que más me gustó de todo lo que hacía. De hecho, el año en que terminé la secundaria hubo shows organizados por la escuela donde podíamos formar bandas, cantar, bailar y fue en ese momento en el que me di cuenta de que se sentía genial estar en el escenario haciendo esto. Fue mi primera experiencia cantando y tocando frente a una audiencia, y la sensación fue la mejor de mi vida. Así que decidí estudiar Producción Musical en la universidad y eso me ayudó mucho a aprender todo lo que tiene que ver con grabaciones, arreglos y la tecnología necesaria para poder grabar mi propia música en mi computadora.

Contame sobre tus influencias musicales.

Definitivamente son muchas. Crecí escuchando rock clásico, que era lo que le gustaba a mi papá y que, obviamente, me terminó gustando a mí. El primer recital fue THE WHO, mi papá me llevó a verlos cuando tenía unos 10 años y fue absolutamente fantástico. No podía creer lo que estaba viendo y experimentando. Al toque pensé: “Quiero ser ese tipo que está en el escenario. Quiero pararme ahí y cantar para toda esta gente!”. Mi papá me llevó a muchos conciertos. Vi a Tom Petty, a Roger Waters, a Radiohead… me llevaba a todos los shows con él, y crecí escuchando toda esa música. Por ejemplo, estaba escuchando a Led Zeppelin al mismo tiempo que escuchaba a Sum 41; escuchaba lo contemporáneo al mismo tiempo que escuchaba lo clásico. Cuando entré a la secundaria me agarró la típica rebeldía y quise escuchar a “mis bandas” y dejar de escuchar lo que escuchaba mi viejo. Me gustaban bandas como MGMT, Phoenix, Passion Pit, todos grupos que eran más Indie Pop y populares alrededor de 2010. Y más adelante me encontré con toda la música de los 80 como Talking Heads, Duran Duran, Michael Jackson, Prince, David Bowie, Peter Gabriel, Tears For fears; todas bandas que se pueden escuchar como influencias en lo que compongo hoy.

¿Cuál fue tu primer trabajo como músico profesional?

Empecé a grabar música una semana antes de entrar a la universidad, cuando tenía 18 años. Y le mandé mi música a mi ex profesor de guitarra, Sam Martin, que en ese momento trabajaba como compositor y productor; escribía para bandas como Maroon 5 y tuvo un gran hit con el tema “Daylight”, también escribió “Want to Want Me” con Jason Derulo que fue otro éxito. Le gustó lo que le mandé y me llamó para que lo ayudara en su estudio para hacer pequeñas tareas que tenían que ver con la grabación y producción de canciones. A su vez, él también tenía su propia banda y con el tiempo, yo empecé a producir su material. Creo que fue esa la primera vez que empecé a ganar dinero haciendo música.

Hablemos de tu último trabajo. Hace un mes lanzaste la canción “Dead Days & Gatorade” con la participación de John Taylor de Duran Duran y la saxofonista Mindi Abair, y el video fue dirigido por Nick Egan. John Taylor es también productor de este trabajo. ¿Cómo fue que llegaste a él? ¿Tenías a alguien más en mente para que fuera tu productor?

La verdad es que me pasé la mayor parte de la cuarentena encerrado en mi habitación donde tengo mi estudio escribiendo un montón de canciones; no podíamos salir, todo estaba cerrado, así que decidí invertir ese tiempo en componer. Escribí entre 60 y 70 temas durante los primeros meses de la pandemia. Estas canciones son muy personales, algunas basadas en historias de mi vida y llegué al punto en que quise compartirlas con el resto del mundo. Así que elegí unas 4 o 5  para mostrarle a John, que es amigo de mi papá y es alguien a quien siempre le solía mandar mis trabajos para que me diera su opinión. Él fue siempre muy atento, me aconsejaba mucho y me alentaba a seguir adelante. Por eso no dudé en llamarlo y ver qué pensaba del material nuevo, y cuando recibió mi mensaje, me dijo: “¿Por qué no venis a mi casa y las tocás en vivo para mí?”. Así que fui a su casa, almorzamos, y empecé a tocar mis canciones y le gustaron mucho. Habrá escuchado unas 4 o 5 veces cada canción y me terminaba diciendo: “Genial! Tocala otra vez!”.  Me daba algunos tips, de repente corría al piano y se ponía a tocar el estribillo de alguna, me pedía los acordes, me decía cosas como: “Esto quedaría mejor al principio” o “No vayas directo a al estribillo acá, esperá un poco y después que empiece”. Me ayudó mucho a darle una dirección a mi trabajo. No sé si yo esperaba ese feedback por parte de él y que le gustara tanto, yo fui en busca de su consejo y él terminó sumergiéndose por completo en este proyecto. Terminamos trabajando juntos durante todo un año, él viniendo a mi casa y yo yendo a la de él, componiendo juntos, John agarrando el bajo y poniéndose a tocar en mis canciones, y fue muy divertido y absolutamente fantástico tener a alguien con tanta experiencia y talento, y tan exitoso trabajando conmigo. Podría decirte que fue uno de los mejores momentos de mi vida que a su vez se desarrolló en un año súper extraño porque salías a la calle y todo era depresión y miedo. Yo no esperaba que John se apasionara como lo hizo con este proyecto. Fue un regalo inesperado en un momento horrible. Fue él quien se encargó de llamar a Mindi y a Nick Egan, que son artistas muy talentosos y amigos de John. Todo se dio de manera natural, y fue una experiencia muy alegre para todos.

Tu último lanzamiento “Dont Feel Like Dancing” tiene un sonido que instantáneamente te invita a bailar, a pesar de que el título expresa lo contrario. A lo largo de tu carrera, y por lo que pude escuchar, tus canciones tienen un tono alegre y bailable, pero las letras en general colorean tu trabajo con melancolía. ¿Cómo nace esa combinación?

Creo que la analogía es que la mayoría de la gente tiene problemas de los cuales los demás no están enterados, y no es socialmente aceptable que cuando te preguntan ¿Cómo estás?, uno responda: “la verdad que estoy mal, discutí con un amigo”, o “me separé de mi novia y me siento muy triste, etc.”. No es algo que la gente diga normalmente. Creo que las personas se pasan la vida poniendo una cara feliz a pesar de lo que realmente que les pasa por dentro. Por eso mi música está compuesta de la manera que la describiste; escuchás que empieza a sonar y pensás: “es un tema alegre, vamos a bailar!” Esa es la “cara feliz”, y cuando llegas a la letra te das cuenta que lo que pasa adentro no es lo mismo que el afuera. Yo me considero una persona súper alegre y a la vez tengo miles de emociones a flor de piel, tengo una sensibilidad muy profunda, y la idea de este proyecto fue que fuera algo real y auténtico, y que me representara a mí, que creo es algo que nunca hice antes. A veces pienso que en mi banda anterior (Papa Ya) de alguna manera estaba haciendo el rol de un personaje que siempre estaba contento, porque nuestras canciones sonaban y hablaban de cosas alegres, y la verdad es que no siempre me siento alegre. Con “Don´t Feel like Dancing” creo que expreso justamente eso: algunas veces quiero bailar y a la vez sentirme triste.

(Merchant – Don’t Feel Like Dancing

¿Es cierto que Argentina es uno de los países en lo que tu música tiene más streams?

Si, es cierto. Es uno de los países en donde más se escucha mi música online.

¿Y por qué crees que se escucha tanto tu música acá?

La verdad es que no sé, jajaja! Creo que John Taylor me abrió la puerta a sus propios fans al trabajar conmigo. Duran Duran tiene una gran audiencia alrededor del mundo. Por eso hay gente del Reino Unido que me escucha, gente de Italia, y por supuesto, Argentina. Es genial para mi ver que llego a todos esos países que nunca visité y a los que antes no llegué con mi trabajo, y que toda esa gente que todavía no conozco me esté escuchando.

Merchant x John Taylor (Duran Duran) sobre cómo se conocieron y su colaboración

¿Tenés planes para hacer una gira o querés esperar a que se publique más material antes de eso? ¿Qué hay en el horizonte para Nate Merchant?

Estamos en la etapa de creación para empezar a tocar en este momento. A veces me pasa que no me entero de un artista nuevo hasta que saca su segundo trabajo, así que ahora estoy enfocado en tratar de que mi música llegue a la mayor cantidad de gente posible y construir mi base desde ahí. Voy a sacar un EP en diciembre y hay un par de festivales en Los Angeles en los que participan artistas nuevos en los que voy a estar. Y para 2022 definitivamente hay planes para hacer una gira. Es a lo que apunto y lo que más me gustaría hacer.

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