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GARY NUMAN: El regreso del hombre que lo tuvo todo

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Considerado por muchos como uno de los creadores del synth pop británico, dio un paso al frente con hits que daban cuenta de su visión futurista, oscura y robótica del mundo, revolucionando la estética y la escena new wave hacia finales de los setenta. Charla exclusiva con uno de los precursores de la movida electrónica y el pop comandado por sintetizadores.
A fines de los años setenta el synth pop pronosticaba un futuro un poco oscuro, mecánico y apático. ¿Cómo sentís que cambió esa percepción futurista con el correr de los años?
Muchas de las bandas que no se sumaron al “lado oscuro”, continuaron con un estilo de música que apuntaba más a la diversión y a lo liviano, como Yazoo, Erasure o Blacmange. El mundo de la música se vio envuelto y absorbido por la música electrónica y de repente todo tenían sintetizadores. Incluso Queen, que han sido muy enfáticos para declarar que no iban a usar sintetizadores, eventualmente sucumbieron a esos sonidos. Así que por esa razón, la música electrónica dejó de ser solo oscura y mecánica para convertirse en algo masivo, aunque en mi opinión las bandas más interesantes son las que exploraron este “lado oscuro”.
¿Cuándo descubriste que podías crear música a partir de la tecnología?
A fines de 1978 fui a un estudio a grabar con guitarras porque quería hacer un álbum punk. En ese momento no solo no sabía de música electrónica, sino que ni siquiera me interesaba el tema. Cuando entré al estudio, había un sintetizador Mini Moog en una esquina y me dejaron probarlo, a pesar de no haber visto un sintetizador “de verdad” nunca en mi vida. De repente empecé a tocarlo y salieron unos sonidos increíbles que cambiaron mi vida. Me di cuenta de que mi futuro estaba en continuar con la música electrónica y de alguna manera sentí que yo había nacido para poder componer música que sonara de esa manera.
¿Qué es lo que recordás con mayor cariño de los primeros pasos de tu carrera?
Haber tenido simultáneamente un álbum y un single en el número uno fue muy emocionante. Haberlo logrado dos veces en el mismo año con dos singles diferentes y dos álbumes diferentes, fue sencillamente increíble. El primer show grande también, cuando pude ver por primera vez a toda esa gente gritando, fue tan extraño como fascinante. Otro lindo recuerdo fue haber ido a Top Of The Pops, porque fue un sueño hecho realidad.
¿Esperabas que Replicas (1979) fuera tan exitoso?
Siempre estuve muy orgulloso de ese álbum. Lo compuse en la casa de mis padres, en un piano muy viejo que estaba desafinado que pertenecía a un pub. Algunas canciones fueron escritas en guitarra pero la mayoría en ese piano desvencijado. Honestamente pensé que en el mejor de los casos tendría un moderado éxito local pero realmente se hizo muy popular demasiado rápido y me tomó por sorpresa.
¿De donde surgió la estética que adoptaste desde el principio?
Para mí fue fundamental haber salido con una imagen visual estética con una impronta tan fuerte. Fue vital porque me dio la confianza que necesitaba para pararme en un escenario y sentir que me podía esconder detrás de este “personaje”. Sufro de síndrome de Asperger (una especie de autismo moderado) así que me cuesta muchísimo interactuar con la gente. Y soy extremadamente tímido. Necesitaba crear una imagen y una personalidad falsa para poder subir al escenario con una expresión arrogante y mostrar algo que no tenía abajo. Apenas terminaban los shows y volvía a la normalidad, solía quedarme callado sin hablar con nadie.
¿Escuchás música electrónica? ¿Cómo pensás que suenan las bandas hoy en comparación a cuando vos empezaste?
Sin querer sonar arrogante o egoísta, honestamente no me interesa en absoluto. Me encanta hacer la música que hago y eso es lo único que me importa. Escucho que muchas bandas electrónicas se esfuerzan para emular o recrear el sonido de fines de los años setenta y me pregunto para qué lo hacen si nosotros ya lo hicimos. La música electrónica tiene que ver con crear algo completamente nuevo, es un género que siempre debería mirar hacia adelante.
¿Qué cosas te enseñó la música?      
Aprendí que escribir canciones no es un mérito ya que casi cualquiera puede hacerlo. Todo tiene que ver con la suerte y las oportunidades, más que con el talento. Conozco demasiada gente que escribe excelentes canciones y sin embargo nunca fueron exitosos, así que sin una pizca importante de buena fortuna es muy poco probable alcanzar el éxito.
¿Qué es lo que más disfrutás de experimentar con los sonidos?
Nunca me consideré un músico. Siempre me interesó el sonido en primer lugar y todo el resto viene después. Todo se centra en un sonido o en una nota que va evolucionando y se pone en movimiento mientras la sostenés, mientras va cambiando y sutilmente va variando en su tono. Eso me parece mil veces más interesante que un solo larguísimo de guitarra. Para mí, un sintetizador es como un destornillador. Lo veo como una herramienta que emite sonidos. Una vez que pude sacarle todos los sonidos que a mí me interesan, me deshago de ese equipo y consigo algún otro. No tengo ningún tipo de apego por ese tipo de cosas. Siempre voy a admirar a los que saben ejecutar instrumentos porque tienen una habilidad que yo nunca voy a poseer, pero a su vez siempre voy a estar mucho más interesado en buscar sonidos que expresen emociones, más que desarrollar una técnica musical.
(Texto publicado en la revista Ultrabrit #2. Podés comprarla en MercadoLibre haciendo click acá)

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