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Entrevistas

Dougie Payne de Travis: “Nunca voy a entender a los que se cansan de tocar sus hits”

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Tuvimos una divertida charla de casi media hora con un bajista que sabe algo de melodía. A su banda, Travis, las mismas se le caen como si fueran manzanas maduras y nos habló acerca de si eso está bien o si hay que ser más experimental y sónico. Y eso nos llevó a Radiohead, y Radiohead nos llevó a Nigel Godrich y Nigel a Paul McCartney. Y la paleta se amplió llevándonos incluso, hasta el clásico de Glasgow.
El 7 de noviembre, Travis toca en el Gran Rex y nosotros te contamos con qué te vas a encontrar. Quizá con un bajista con la camiseta de Racing.
—Travis vuelve a la Argentina, y será su visita número tres. La primera fue cuando Goog Feeling cumplía 10 años, y están volviendo cuando ese disco debut está a punto de cumplir 20. ¿En qué lugar está hoy la banda y su nuevo álbum Everything at Once comparando aquellos momentos con éste? ¿Es una banda relajada y cómoda con cómo se desarolló su música a través del tiempo?
—Es gracioso, sabés, observar que la banda ya hace 20 años que está grabando. Es increíble (risas), extraordinario. Pero lo que me parece inusual es que somos los mismos cuatro tipos porque suele pasar que la banda se separa, o que un miembro se fue, o que el baterista desaparece, pero es que como banda hace 20 años que grabamos, pero somos amigos desde hace 26. Y eso es lo que cuenta. La banda puede haber cambiado en los últimos 10 años, pero la amistad es lo que lo que más nos importa. El grupo fue inmensamente exitoso, pero la amistad sobrevivirá al grupo. Así es como funcionamos.
—Es algo de lo cual estar más que orgulloso…
—Sí, absolutamente. Es algo de lo que estamos orgullosos. La amistad. Te vas poniendo más viejo, a veces más ancho (risas) pero eso permanece y de paso se nota en la música. Creo que este disco es de los más sólidos de nuestra carrera, canción por canción queda firme, ¿sabés? Se la banca. Es uno de los discos más optimistas que hicimos.
—Justamente, te estaba por decir que varias de las canciones de EAO te energizan, te ponen contento. Tienen ese espíritu melancólico y potencia melódica. ¿Cuántas canciones del álbum piensan que tocarán para nosotros en el Gran Rex?
—Bueno, ojalá podamos tocar todo el disco, pero seguro vamos a tocar varias. Las canciones son cortas por lo que vamos a tratar de tocar la mayor cantidad posible. Y así y todo tendremos tiempo para tocar los hits. Seguro entre seis y ocho tocaremos entre hit y hit.
—¿Cuál es la historia detrás de «Animals», la canción que escribiste para el nuevo álbum?
—Es una especie de… la verdad no sé muy bien cómo explicarte… cuando escribís una canción… a ver… creo que es una especie de relato de cómo se relacionan los animales con los seres humanos. Es decir, todos somos animales, hay un cordón emocional, aunque tratemos de simular que no lo hay. A pesar de todo nuestro desarrollo, por ejemplo… tecnológico, todo eso que inventamos, es decir, es de un inteligencia enorme, pero en el fondo, o en nuestro núcleo, somos animales, vulnerables, en todo lo que sea básico, en lo intrínseco, en la vulnerabilidad…
—O sea, no hay un mensaje político. No es algo político como podrían ser otras obras musicales a los que nos remite el nombre Animals. Se me vienen a la mente el disco de Pink Floyd o la canción de Muse del mismo nombre…
—No, no hay nada político en este disco, de hecho, puede que haya algo de política en 12 Memories (2003). Pienso que escribimos más desde lo personal, hacia amigos, novias, hijos, esposas, escribimos desde lo personal más que desde lo político. Sí, político es «Peace The Fuck Out» de aquel disco, pero siempre desde un punto de vista personal. Siempre.

—Cambiando de tema, ¿nos metemos con tu instrumento principal? Como el bajista de la banda, ¿cuáles fueron tus influencias principales?
—Mi bajista favorito es Paul McCartney. Me parece que su sentido de lo melódico cuando es momento de tocar el bajo es de no creer. Es grooving as fuck (risas)…
—Y vos lo conociste. Grabaste con él, ¿no?
—Sí, un tipo adorable. Cool. Gran bajista. Otro que me gusta mucho es James Jamerson. ¡Y Lemmy! Lemmy es increíble.
—Cuando tocaron en Buenos Aires en 2007 fue en un estadio de fútbol grande, con (curiosamente) no tanta gente, y su show fue una verdadera sorpresa, ya que fue una fiesta, pero podría haber sido un concierto bastante más frío debido a los espacios vacíos de las tribunas. Esta vez los veremos en el teatro Gran Rex, que es un sitio fantástico, mucho más intimista y estará seguramente lleno: ¿preparan ustedes la lista de canciones según cómo sea el lugar?
—No, mirá, nosotros tenemos una gran cantidad de canciones que sabemos que tenemos que tocar. Nunca voy a entender esa postura que tienen algunos al decir: “Basta, no voy a tocar los hits nunca más” o “estoy aburrido de tocar los hits”. Nunca voy a entender a los que se cansan de tocar sus hits. Tocar las canciones que conoce la gente, son el lazo entre la audiencia y la banda. Lo mejor de un show, independientemente de cuál sea el lugar donde toquemos, es que es algo comunal. Es cantar en grupo, no importa cuán masivo sea, puede ser un partido de futbol, o un concierto, la gente canta en grupo. Y cantan en grupo porque individualmente, la gente suele ser tímida. Es tímida para cantar. Y cuando entregás tu voz, te entregás vos por completo. Cuando estás en medio de una multitud, cantás a lo que te dé la voz. Es una cosa mágica, es lo mejor.
—Y así es como construís una fiesta…
—Exactamente! Es una cosa de “comunidad”. Sabés, en nuestros shows, no importa cuál sea el listado de temas que toquemos, es 10% Travis, 90% la audiencia.
—Hablaste de fútbol y como sabrás, los argentinos somos una comunidad futbolera. Siendo de Glasgow, supongo que serás o del Celtic o de los Rangers…
—¡Soy de los Rangers!
—Bueno, entonces te alegrará saber que yo soy hincha de Racing Club y a lo mejor no recordás que en 1967 le ganamos al Celtic la Copa Intercontinental… ¡somos como amigos!
—(Risas) Excelente, entonces escuchame, cuando vayas a nuestro show, llevame una camiseta de Racing, ¡yo te llevo una de Rangers!
—Ok, es un trato entonces. Volviendo a la música: Creo que The Man Who (1990) es un disco ideal para momentos románticos, ¿estás de acuerdo?
—Sí, es un disco muy romántico. Y eso un disco de ruptura. Cuenta la historia de una ruptura pero no deja de ser increíblemente romántico. Es triste…
—Es tierno…
—Es tierno, sí. Muy tierno y romántico. Tiene nuestro espíritu pero también el de Nigel Godrich. Nigel creó paisajes sónicos que llevó las canciones a otro nivel más alto, pero siempre muy romántico. Y siempre me acuerdo, vos sabés, cuando salió ese disco, nosotros veníamos de lanzar Good Feeling, un disco bastante más rockero, o sea, éramos una banda de rock, entendés…
—Absolutamente.
—Y bueno, éramos «All I Want To Do Is Rock», viste? (habla de su hit del álbum debut). Pero cuando lanzamos The Man Who, todo el mundo, la prensa, fue increíble, las revistas, diarios, en sus reseñas se preguntaban “adónde se fue esta banda? Este disco es terrible!”. Oh, mi Dios, qué vamos a hacer ahora?(Risas)
—¡Mentes cerradas, presentes!
—Sí, mi Dios! Que nos den una chance de pasar el single por la radio, pedíamos. Hasta que un muchacho nos dio una oportunidad en Radio One y todo cambió, pero es así, una cosa es la prensa y otra el público.
—Totalmente. Nigel Godrich es un productor muy relacionado con Radiohead, una banda que es etiquetada como revolucionaria y muy experimental pero –y esta es mi opinión- que hace décadas que prioriza a menudo el sonido por sobre la melodía. A veces la crítica dijo sobre Travis justo lo contrario, que es una banda que se siente “cómoda” pero medio despectivamente, debido a la riqueza de sus melodías. ¿Qué piensas sobre eso y cómo es el enfoque de Godrich cuando empiezan a grabar con él? ¿Es prepotente o más bien relajado en el estudio?
—Estoy de acuerdo. Para nosotros, melodías. No vamos a presionar para empujar límites desde lo sónico. No somos una banda que vaya a empezar a hacer un álbum de dubstep. Nosotros traemos canciones con melodía, lo más melódico posible, somos pasionales sobre eso. Y con respecto a Radiohead, Thom tiene grandes melodías, claro, pero creo que se aburrió de ellas. Quiere testear lo sónico. Se cansó de las lindas melodías, me parece. Debe ser un tema de hartazgo. Y eso está bien con Nigel. Y nosotros, trabajamos con Nigel escribiendo realmente lindas canciones y él estaba justo en la cima, pero las dos partes se complementaron a la perfección para The Man Who. Él puso lo suyo, pero las melodías seguían siendo accesibles, fue un matrimonio perfecto.
—Bueno, justamente, hablando un poco de ese “matrimonio”, y retornando a McCartney, Nigel produjo Chaos And Creation In The Backyard y es notable cómo realza aún más las grandes melodías allí…
—Mirá, ¡sí! Es gracioso pero prácticamente nadie, ni siquiera los fans de McCartney saben mucho de ese disco. Estoy de acuerdo con vos, es mi disco favorito de Paul McCartney, es un álbum brillante. Y me acuerdo que una vez me encontré con Nigel, creo que en Paris, estábamos por tocar en un show y terminamos hablando acerca de Paul y me acerqué y le dije “Nigel, te acordás de ese disco Chaos And Creation? Es un disco de putísima madre, brillante!” Y me dice “¡¿Qué?! En serio?”, y yo “sí, man, es mi disco preferido de McCartney”, y -recordá que él se volvió masivo con Radiohead- y se me pone todo emotivo (risas) “pero si a nadie le gustó!” (risas) Vamos, a la gente correcta le encantó ese disco. Mi dios, Jenny Wren, esa canción es impresionante.
Travis se presenta este lunes 7 de diciembre a las 20:30 horas en el Teatro Gran Rex. Las entradas anticipadas cuestan $350 y se pueden conseguir acá.

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