Lecturas Obligadas
La tinta no secó: recordamos a Gustavo Cerati a 66 años de su nacimiento
Lo celebramos con una playlist de sus grandes canciones
Publicado
3 meses atrásel
Por
Magalí Giunta
El 11 de agosto de 1959 nacía en Buenos Aires, Argentina, Gustavo Cerati. Si con Soda Stereo le dio identidad al rock latinoamericano, su etapa solista reafirmó su lugar en el podio de las leyendas de la música. Festejamos este aniversario con una selección de los temas que hoy tienen que sonar a todo volumen:
En la ciudad de la furia
El single aterrizó en julio de 1988 con un objetivo claro: adelantar, de forma majestuosa, el sonido propuesto por Soda en Doble vida, su cuarto álbum de estudio editado en septiembre de aquel año. En esta canción que, quizás sin buscarlo, se convertiría en uno de los temas más representativos del rock hispano, Gustavo jugó a personificar a Argos, aquel superhéroe medieval fruto de su mente infantil y que llevó al papel a través de sus propios dibujos. El aura gótica de su letra, entre oscura e inquietante, fue musa de un video que la refleja a la perfección. Dirigido por Alfredo Lois -al frente de la puesta visual de la banda desde sus inicios-, con la dirección fotográfica a cargo de Félix “Chango” Monti -destacado por su labor en La historia oficial, película ganadora de un premio Oscar- y dedicado a la memoria de Roberto Cirigliano -agente de prensa fallecido pocos meses atrás en un accidente de tránsito mientras estaba de gira con Los Enanitos Verdes-, registra a la agrupación tocando en lo que hoy es el Club Museum, sala de conciertos ubicada en el barrio de San Telmo. En simultáneo, la imagen de un anciano que parece recordar a su yo joven encerrado en una celda y caminando por pleno paisaje urbano es el otro protagonista, situación que se entremezcla con distintas postales de la capital porteña. Las tomas aéreas fueron filmadas por un helicóptero cedido por la Dirección General de Turismo de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y el filtro blanco y negro utilizado, que vira a un tono azulado, está en línea con la icónica portada del LP que retrata a los músicos en la esquina de Diagonal Sur. La presentación oficial del clip se hizo el 29 de junio del año siguiente en la discoteca New York City. Cuando parecía que esta era una pieza maestra inmejorable, el trío desafió la genialidad de su propia creación con la versión incluida en Comfort y música para volar, MTV unplugged grabado en 1996. Cerati hace un dúo impecable con la colombiana Andrea Echeverri, líder de Aterciopelados, para redefinir este himno atravesado por el particular pero efectivo combo de blues y psicodelia. Los múltiples reconocimientos que logró el sencillo original hablan por sí solos de su enorme trascendencia: alcanzó el puesto N° 48 de “Las 100 mejores canciones del rock argentino” por la revista Rolling Stone Argentina en 2002, el puesto N° 1 de “Los 10 mejores videos musicales del rock argentino” por La Nación en 2011 y el clip resultó finalista en los premios MTV.
Cae el sol
Canción animal llegó en agosto de 1990 para reinventar la consigna con la que allá, por 1984, Soda Stereo se presentó en sociedad. Ya no se trataba de hacer música pop liviana -como el agua gasificada- para bailar. Ahora, los cuerpos se agitarían al compás de un sonido explosivo. El álbum avanza a fuerza de letras que, en buena parte, encuentran su inspiración en el vínculo pasional forjado entre Gustavo y Paola Antonucci, una joven estudiante de Artes que, en aquel entonces, era su novia. Para la composición de buena parte del tracklist, Cerati depositó su confianza en el talento de Daniel Melero.Y, Cae el sol, no le escapó a la intervención de su pluma. El resultado es un espejo de los atardeceres contemplados por la pareja desde el balcón de su departamento y laboratorio creativo que daba a la Avenida Figueroa Alcorta, esa que -años después- una de las canciones más autorreferenciales de Amor amarillo la haría mutar en cicatriz. Al tocarla en vivo durante la gira Me verás volver, Gustavo incluía los inconfundibles acordes de la belleza beatlera Here Comes The Sun para elevar, aún más, el poder de este single.
Amor amarillo
Amor amarillo supo definirse, desde siempre, como la obra más personal de Gustavo. Su debut solista -todavía al mando de Soda Stereo- asomó la cabeza allá por noviembre de 1993. Fue el producto de una grabación casera con sede en Santiago de Chile, ciudad en la que estaba instalado junto a Cecilia Amenábar a la espera del nacimiento de Benito, su primer hijo. Aquel cancionero condensa, a la perfección, esa porción de su biografía. Por su parte, el single homónimo del disco es la primera página de este diario íntimo en la que vuelca por completo el sentimiento romántico que se adueñó de sus días del otro lado de la cordillera. Ya en su título, inspirado en una piedra color ámbar con la que se topó junto a Cecilia en una playa venezolana, deja ver este mood. “Cuerpos de luz corriendo en pleno cielo, cristales de amor amarillo”, canta y sus palabras, envueltas en ese pulso experimental presente en todo el repertorio, son capitanas de una travesía de cinco minutos y medio por esa ruta onírica. El show que tuvo lugar en abril de 1994 en el auditorio de la radio FM 100 y al cual asistieron unos pocos fanáticos, ofició como presentación del LP e inmortalizó una gran versión de este sencillo.
Colores santos
Antes de que Colores santos se convirtiera en el título de ese tema con melodía y lírica encantadoras que cierra el tracklist, ya era el nombre del álbum que Gustavo firmó con Melero en marzo de 1992. Justamente, fue su coequiper quien propuso que la unión de esas dos palabras englobaba los conceptos desparramados en el disco: la combinación de colores y la superposición y potenciación entre los tonos, los matices, las estructuras y las letras. Más que darle un sentido religioso, se trataba de hallar en el devenir cosas que hacen trascender este mundo. No hay dudas de que Colores santos materializó esta premisa. Su impacto principal se vería en Dynamo -el sexto álbum de estudio de Soda Stereo publicado en octubre de ese mismo año- como prueba del antes y después que esta experiencia en dupla significó para la carrera de Cerati. Hoy, a más de tres décadas de su aparición, su sello futurista la convierte en una obra de culto que cada vez suena más contemporánea.
Cosas imposibles
Cosas imposibles fue el encargado de calentar los oídos poco más de un mes antes del lanzamiento de Siempre es hoy, cuarto disco de estudio de Gustavo editado en noviembre de 2002. Con su título encerrado en el estribillo cuan declaración de principios, Gustavo le regalaba al rock latinoamericano una de sus canciones infaltables. El videoclip -dirigido por Diego Kaplan y Juan Antín- también sorprendió con su personalidad. Un grupo de bebés de juguete siguiendo la coreografía que Cerati -con guitarra en mano- monta del otro lado del vidrio de la nursery, construye la metáfora perfecta para representar el nombre del single. Siempre es hoy es un disco que llegó para ofrecer un universo sonoro en el que tanto la crítica como los seguidores tardaron en aprender a navegar. Sus setenta minutos impregnados de vanguardismo resultaron lo suficientemente movilizantes como para aceptar el reto de encontrarse con un Cerati distinto, entregado de lleno a la experimentación, pero con su esencia intacta plasmada en un puñado de temas que transcurren a través de los múltiples matices de su voz. A pesar de que la frase elegida por Gustavo para llamar a su trabajo viene a derribar el mito de que la infinitud es una idea posible, las canciones que le dan cuerpo no hacen más que contradecirlo, ya que ellas mismas son sinónimo de eternidad.
“La tinta no secó y en palabras dije muchas cosas, pero en mi corazón todavía queda tanto por decir”, cantaba Gustavo en Me quedo aquí, una de las joyas contenidas en Ahí vamos y sentencia una verdad que, año tras año, sabe revalorizarse: su poesía es un sinfín de significados por descubrir.
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