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El menor de los Gallagher sigue buscando su propia voz

Una aproximación al último disco solista del ex Oasis: «Why Me? Why Not».

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En los últimos años las noticias sobre Liam Gallagher estaban más vinculadas con escándalos y problemas personales que con la música en sí. A sus clásicas declaraciones a la prensa se le sumó su incendiaria actividad en las redes sociales, confrontando con todos y con todo, pero siempre reservándole un lugar privilegiado, obviamente, a su hermano Noel. Por eso es refrescante cuando la novedad está relacionada con lo musical, algo que el ex Oasis por momentos parece olvidar.
Después de un debut solista errático en 2017 con “As You Were”, Liam encuentra –sólo por momentos– un camino más certero y decide alejarse de la soberbia y la pose altanera, eso que es su marca registrada, para mostrarse vulnerable, honesto con lo que le pasa internamente y reflexivo, a través de las líricas, acerca de las relaciones personales que lo han traído hasta acá. Y acá es “Why Me? Why Not.”, un nuevo disco, con los mismos vicios beatlescos de siempre, pero exhibiendo algunas puntas de un futuro más claro, o por lo menos más relajado, a la hora de componer canciones.

“Shockwave” es un comienzo engañoso. Su intro, con un riff de guitarra garagero muy marcado y la aparición sorpresiva de una armónica, lo sitúa a Liam en un descapotable a toda velocidad por una ruta californiana, bien a lo Black Rebel Motorcycle Club, con la campera de cuero y todo. Pero eso cambia de inmediato con un estribillo más pop y melódico, y por lo tanto cualquier posibilidad de sonido estrictamente rockero en el álbum queda sólo como un rastro perdido en esta primera canción.
Su obsesión con los Fab Four se profundiza en este trabajo con canciones como “Once” (el sonido y la manera de cantar al estilo John Lennon es evidente y le sale bien), “Alright Now” (el resultado acá ya no es el mismo y la idea queda trunca como un mal homenaje), “Meadow” (mientras Liam canta de manera intimista, la melodía y el slide de guitarra citan a George Harrison) o “Halo” (un piano al frente de cruza beatle-stone que combina –o mezcla– “Back in the U.S.S.R.” y “Let’s Spend the Night Together”).
A lo largo del álbum también aparecen algunas dedicatorias explícitas. En “Now That I’ve Found You” la destinataria es su hija Molly Moorish, con quien entabló contacto cuando ella cumplió 21 años. Su melodía de pop optimista demuestra lo feliz que está Liam de haberla conocido: “And I know it’s late for lullabies/ But the future’s yours and mine/ Now and forevermore”. En “One of Us” el mensaje es directo: C’mon, I know you want more/ C’mon and open your door/ After it all you’ll find out/ You were always one of us”. Teléfono para Noel.

La canción que le da título al álbum probablemente sea la más radiable –o youtubeable– de este trabajo, con un comienzo a midtempo que va creciendo en épica a medida que las líneas de cuerdas le agregan dramatismo a la melodía cantada por Liam. “Be Still” y “The River”, ambas canciones con ciertas pretensiones rockeras que no terminan de definir su rumbo, podrían formar parte de algún disco de Beady Eye, ya que en las dos se utiliza una fórmula que parece demasiado gastada para Liam, quien últimamente encuentra mejores resultados cuando va directo al pop de guitarras melódicas.
“Gone” es la canción que cierra el disco: una suerte de western con orquesta y voces fantasmales de fondo para que el héroe se despida montado arriba de su caballo y los créditos de la película aparezcan lentamente en pantalla. Si As You Were fue un primer paso en falso en la carrera solista de Liam, en “Why Me? Why Not” encuentra algunas certezas pero sigue quedándose a mitad de camino. Lejos de los aires de estrella de rock arrogante que siempre lo guiaron, hoy se anima a demostrar una cara más íntima y familiar, pero todavía jugando a lo seguro.
 
Puntuación: 6

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