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PATRICK MELROSE: una clase de actuación de Benedict Cumberbatch

La adaptación en cinco capítulos de las novelas autobiográficas de St Aubyn nos trae posiblemente el mejor papel que Benedict Cumberbatch ha realizado en toda su carrera.

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Una recomendación: vayan a ver el primer episodio de Patrick Melrose y después lean este artículo. Esta nota no va a tener demasiados spoilers, pero considero que siempre es mejor ver sin saber nada. Si no se sienten lo suficientemente convencidos, sigan leyendo.
La nueva miniserie de Showtime (distribuida a nivel mundial por Hulu) concreta un deseo que Benedict Cumberbatch ha tenido por años: interpretar a Patrick Melrose, el protagonista de las novelas autobiográficas de Edwatd St Aubyn (algo así como un Irvine Welsh aristócrata). El primer capítulo adapta el segundo libro (“Bad News”), mostrando dos días en la vida de Patrick, que realiza un viaje a Nueva York tras la muerte de su abusivo padre. “¿Este es papá? ¡Es justo lo que quería, no se hubiesen molestado!” exclama Melrose cuando le entregan la urna con las cenizas de su progenitor. “Gracias Mark, por no apuñalarme” dice varias escenas después, cuando descubre que estaba por comprarle heroína a un hombre que pensaba robarle. Ese es el tipo de atmosfera a la que hay que acostumbrarse desde el minuto uno de la serie.
No solo Benedict Cumberbatch se luce en cada escena en la que aparece, la serie también cuenta con la presencia de Hugo Weaving y Jennifer Jason Leigh, interpretando al padre y la hermana de Melrose. La dirección, a cargo del alemán Edward Berger, se constituye como un personaje en sí, involucrándonos cada vez más en la perspectiva que el protagonista tiene del mundo y el efecto que las drogas tienen sobre él.
El constante efecto surrealista (¿hiperrealista?) se evidencia más que nunca en una memorable escena en la que Melrose, en medio de una reunión, sufre los efectos de un quaalude (un poderoso sedante) y todo comienza a ralentizarse –tanto la voz de Patrick como los movimientos de los demás personajes y de la misma cámara-. Melrose se levanta torpemente de su silla y se arrastra hasta logra reanimarse aspirando anfetaminas y nos  queda más que claro que el Sherlock yonqui que Cumberbatch interpretó en el segundo episodio de la última temporada de la serie de la BBC era solo un pre-calentamiento en comparación a este papel.
Patrick Melrose es sesenta minutos de ansiedad y pensamientos suicidas, que logran una magia a lo Trainspotting, es decir, deprimir sin hartar. A pesar de la aparente repetición a lo largo de todo el episodio (Melrose parece condenado a no crecer nunca), la hora se pasa volando. Los breves flashbacks a la infancia del protagonista (que aparentemente van a ganar más protagonismo en futuros capítulos) van desarrollando poco a poco la relación padre-hijo que parece ser el verdadero centro de la historia. El recurso más efectivo que trae la serie es utilizar a Cumberbatch como narrador y protagonista al mismo tiempo, haciendo que en algunas escenas los dos dialoguen entre sí (lo cual profundiza la idea de alienación y despersonalización presente en la historia). La trama está bien planteada pero, insisto, las verdaderas estrellas son la dirección y el elenco.
El episodio debut de Patrick Melrose es una hora de excelente cinematografía que, en el momento en que empiezan los créditos y “Heart of the City” de Nick Lowe, los dejara sabiendo qué hacer las próximas cinco semanas.

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