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Lecturas Obligadas

Lo último de Arctic Monkeys

Esto no será una reseña sobre el disco Tranquility Base Hotel + Casino. En rigor de verdad, esta columna de hoy tratará de la necesidad de expresión que tienen todos hoy en tiempos de social media.

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Porque todos creen (creemos) que nuestra opinión importa. Habría que preguntarse a quién, en todo caso. En este caso, ¿a la banda, a Alex Turner? ¿A la compañía discográfica, al resto de los fans? Honestamente, creo que no le importa a nadie pero acá estoy escribiendo al respecto. Fijate que a Noel Gallagher no le gustó lo nuevo de los Arctic Monkeys: “No sé qué hacer con el disco… no tiene estribillos”. Esto lo basa en el precepto de estructura de canción tal cual la conocemos, si se innovó, si la modificó, entonces al señor no le gusta. El punk abandonó todo virtuosismo instrumental y hasta los solos de guitarra -boooooooring….- para irrumpir a los gritos en canciones de dos minutos, palo y a la bolsa, y acá está cuarenta años después vivito y coleando. Es su sexto álbum, Mr Gallagher, hace rato que pueden hacer lo que quieran. Do I Wanna Know es el tema que representará a toda una era musical, un sign o’  the times, y eso los habilita a mucho. Tanto como hacer un disco tan diferente como éste.

Esperaron un lustro en editarlo lo cual en estos tiempos es casi inconcebible, recién pasaron los treinta años en promedio y son más exitosos y talentosos de lo que será el 1% de todos los que tiene algo que decir al respecto, entonces, ¿quién es el loser? La canción que da nombre al álbum invita al lounge que busca un tipo de la edad de Turner y compañía tras tanto rock como lo han tenido. Y por rock digo gloria, fama y victoria. The Ultracheese es un tema que podría cantarlo Elvis Presley y te encantaría, come on. No, no tiene la estridencia de nada que lo preceda, entonces Tranquility… es la mejor reinvención de estos chicos de Sheffield. La clave es siempre reinventarse: en la vida, en el arte, en el amor. Mirá The Cure. Y no es fácil ser banda inglesa: cada nuevo artista que surge de la isla se mira con la expectativa “¿Serán los nuevos Smiths?”, una herida que sigue sangrando en los corazones indie. Consultado Turner por Los Inrockuptibles sobre qué diría un joven Alex de diecisiete años al escuchar este álbum, dijo: “Pediría que lo saque a la mierda y ponga The Queen is Dead otra vez. Estaba muy limitado en esa época pero ya bastante con entender a los Smiths. Dicho eso, creo que le encantarían las guitarras rítmicas y la influencia hip hop que hay en este material”. ¿Lo dirá por Four Out of Five? Porque no encontré mucho hip hop pero otra vez: ¿a quién le importa lo que escuché? De todos modos, lo que escuché es un post romanticismo consistente, un disco de amor, para escuchar de a dos que invita a la intimidad. También dice haber apelado a la influencia de Leonard Cohen (quizá en algún ritmo denso como el de American Sports) y hasta de David Foster Wallace (quizá en la estructura lírica, desestructura en realidad, como esa falta de estribillo que dice Gallagher). Hay que prestarle particular atención a las letras porque no son canciones románticas per se, se pasean por todas las inquietudes existenciales que se precien y no es un detalle menor. En Science Fiction aúlla un fantasma retro futurista mientras en The World’s First Ever Monster Truck Front Lip demuestra que las aptitudes vocales de Turner están en su mejor momento. Espacial, lento, a su ritmo, claramente sin importar el qué dirán.

Tranquility… es un disco que hacía falta, que necesitábamos. Recuerdo cuando Echo & the Bunnymen sacó Evergreen tras una década de silencio, Ian McCulloch dijo que lo había hecho porque hacía diez años que no escuchaba nada bueno. ¿Se desviaron del camino? Sí, y lo celebramos. Los que esperaban más de lo mismo pueden seguir esperando pero ojalá lo hagan escuchando este material.
http://smarturl.it/TranquilityBase
 

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