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Librería Walrus, en San Telmo como en Londres

La aventura de proveerse de un mini catálogo de libros en inglés no suele ser ni cómoda ni sencilla. Las editoriales que comercializan estos libros en Buenos Aires tienen una oferta…

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“I am the eggman / They are the eggmen / I am the walrus / Goo goo g’ joob”
The Beatles
La aventura de proveerse de un mini catálogo de libros en inglés no suele ser ni cómoda ni sencilla. Las editoriales que comercializan estos libros en Buenos Aires tienen una oferta estándar para el consumo de estudiantes o ediciones caras con poca variedad. Consultar las librerías on line constituye una alternativa pero, cuando uno quiere encontrarse con el olor y el tacto de un libro antes que con la foto que devuelve la pantalla, salir a buscar librerías de usados es una opción más amigable.
Walrus, el local en cuestión, tiene propuestas para diferentes públicos. Es posible encontrar desde la biografía de Keith Richards hasta ediciones vintage de Arthur Rex por Thomas Berger. Todo en un ambiente con decoración retro que recuerda las librerías de principios del siglo XX.
El pulp convive con las ediciones cosidas y (casi) todo puede conseguirse por precios accesibles. Tal vez los diamantes brit para leer en el moroso e infernal verano porteño sean algunas novelas de Ian McEwan, dosis de sci fi demente de J.G. Ballard, relatos de Nick Hornby, y la épica eterna de J. R. R. Tolkien. Un mini cuadro de La Naranja Mecánica advierte, desde las paredes, que lo que abunda es la ficción, de la buena, de la que es a un mismo tiempo esparcimiento y reflexión.

Fotos: Martín Yapur

Las bibliotecas abarrotadas de las paredes, los cajones de los muebles, la repisa infantil, todo sabe a bacanal para lectores. Y, en ese escenario de goce, no pueden faltar algunos de nuestros escritores en traducciones al inglés: Borges, Cortázar, Sábato y otros tantos.
Un estante consagrado a Shakespeare apila versiones sencillas pero prolijas de decenas de sus obras. El genial Bertrand Russell y Winston Churchill también son de la partida para quienes buscan textos del área de la filosofía y de la historia.
Brillantes postales de cartón, estampadas con tapas de ediciones Penguin Random House, asoman en un fichero sobre la mesa. Entre ellas sobresale la portada amarilla de Communications de Raymond Williams para fans de los estudios culturales.
El vendedor es silencioso. Lee también. No nos ofrece su opinión ni nos aconseja promociones como en las grandes cadenas. El placer de quien hurga acecha en el asombro ante el ejemplar único o las preseas impensadas.
El desafío de armar la propia colección cuando el papel y lo digital conviven, hace confluir la avidez personal con el encuentro con un buen dato. No todo está en Google cuando se pretende que el resultado sea una selección personal y no un clon de la lista de best seller. Es que en ocasiones se olvida que, en materia de libros, todavía se puede ser sibarita y cool sin morir en el intento.
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