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Pescado Rabioso: una utopía incurable

“La mejor banda de Argentina fue Pescado, y no Serú Girán” (David Lebon) En el aniversario de su muerte recordamos a uno de los mejores legados…

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“La mejor banda de Argentina fue Pescado, y no Serú Girán” (David Lebon)

En el aniversario de su muerte recordamos a uno de los mejores legados que nos dejó el flaco: Pescado Rabioso
En las puertas de los sonidos nacientes del rock con rebrotes psicodélicos o incluso de sonido puramente setentista, en las puertas del lugar a donde van los inmortales cuando nos dejan. Ahí vamos a encontrar a Luis Alberto Spinetta. Un día como hoy, pero de 2012  nos dejaba el prócer del rock argentino seguido por un mar de lágrimas pero con el legado certero de quien sabe que cambió para siempre la historia de la música de este país.
Aprovechamos esta fecha para decir que estamos lejos de despedir a Luis Alberto. Aprovechamos para recordar una de las joyas que este titán le dejó al rock nacional, ofrecer una mirada sobre el documental Pescado Rabioso: una utopía incurable de Lidia Milani (disponible para ver en You Tube), esencial para comprender el universo creado alrededor de una de las bandas más emblemáticas de Argentina.
Desde sus riffs hasta las melodías de un órgano que sin dudas ha adquirido identidad propia por su manera de acoplarse a la canción de rock: la brújula de este proyecto que apenas duró un poco más de dos años pero que se guardó en el inconsciente de músicos y melómanos. Recordar aquellos componentes básicos de este grupo que primero se inició con Spinetta, “El bocón” Frascino y Black Amaya y que después desembocó en el aterrizaje de dos pilares fundamentales de la música argentina como son David Lebon y Carlos Cutaia, es ponerle cierto énfasis a la carga emotiva que aparece cuando se escuchan los primeras melodías de “Serpiente (viaja por la sal)”, “Credulidad” o cuando se los puede ver ensayar a todos para volver a tocar después de 36 años.
Los dos discos casi bíblicos (Desatormentandonos, 1972 y Pescado Rabioso 2, 1973) tienen su propio lugar en el  abecedario del rock “nacional”. Milani recoge con intimidad audiovisual los testimonios de cada uno de los que integraron la banda. En una sola noche todos los momentos musicales de Spinetta fueron reunidos en un espectáculo que se denominó Las bandas eternas y volvió Pescado.
El documental muestra la cocina, el detrás del imaginario colectivo construido por el mito. En uno de los testimonios, Black Amaya desacraliza el juego de la imaginación y deja entrever lo que fue, por ejemplo, el nacimiento de Me gusta ese tajo (tema que forma parte del disco Pescado 2) y dice: “y con la guitarrita empecé hacer el chun chun chun chun todo el tema y me arregló Bocón y como usaba en el trío la palabra tajo, con perdón de las mujeres, y al flaco parece que le gustó. Fue ahí que le puso la letra y así nace Me gusta ese tajo”.
En el documental Lebon se hace voz del pueblo y dice lo que muchos piensan:“Para mí el mejor grupo que hubo en Argentina fue Pescado y no Seru Giran. Por la época, por lo que buscábamos, por lo que creíamos. Había algo para hacer y nos gustaba. Había algo contra qué pelear, pero no por el hecho de pelear sino por cambiar”, dice el creador de la banda Polifemo, sin dejar escapar la época que se vivía en aquel momento con los militares y lo que eso comprendió a la hora de la vestimenta, la ropa y la música.
También podemos verlo a Spinetta recordar aquellos cortocircuitos con el ambiente de los que se llamaban “representantes del rock nacional” y parece reflotar un paralelismo con algo que puede sonar a actual. “Para cada uno significaba algo diferente, eso está claro. Lo manifesté de esa manera e insulto directamente a los representantes y todo eso porque era parte del kit de la cuestión. Nosotros teníamos cero asesoramiento legal y nos tragaban de todos lados. O sea que esto no iba a perdurar y nuestros proyectos se iban a venir a pique y no se sabía si era rock nacional o era lo que sea como decían en diversos artículos”.
No queda lugar sin revisar con las imágenes de este documental, todo se pone al servicio del recuerdo de un grupo que trascendió etiquetas y puso a disposición las canciones que hasta el día de hoy muchas bandas jóvenes, y no tanto, siguen citando en cada uno de sus shows. Sus discos, su sonido, su esencia están flotando en el eter de nuestro rock. “Si pudiera transformar un deseo en este momento es que se vuelva a juntar Pescado y tocar para siempre. Me encantaría. Nos amamos, o sea no estamos juntos. No significa que haya que comer asado todos los domingos para ser amigos. Es el recuerdo”, dice Lebon con la emoción de por medio sobre el final del documental. “Para mí fue como un viaje volver a tocar con los grandes músicos de esas épocas ha sido tremendo. Fue una emoción muy grande”, cierra Spinetta, pasando a la imagen donde los presenta a cada uno de los Pescado Rabioso ante un estadio envuelto en aplausos que estaba al grito de: “pescado, pescado…”.
 

Pescado Rabioso: una utopía incurable (completo)


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