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Music Wins Festival 2016: el domingo que ganó la música

El domingo fuimos a Tecnópolis a vivir la segunda edición del Music Wins Festival. Leé nuestras reseñas y mirá las fotos de los shows.

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Dos años pasaron ya de la primera edición del festival Music Wins, una apuesta de una productora joven que en aquel momento se hizo realidad con Tame Impala, Metronomy, Mogwai, entre otras luminarias internacionales y locales. En 2014 fueron dos días en Mandarine Park, pero esta vez la propuesta se gestó para un solo día y en Tecnópolis, el inmenso predio ubicado en Villa Martelli que, en los últimos tiempos, se transformó en otra plaza musical de Buenos Aires.
Con dos escenarios internacionales y dos nacionales, el Music Wins 2016 sirvió para que artistas como The Brian Jonestown Massacre o Courtney Barnett pisen por primera vez nuestro país, o para que los fanáticos británicos se saquen el gusto con el inoxidable Bobby Gillespie y sus Primal Scream. También funcionó para que el canadiense Mac DeMarco confirme su localía o para que los franceses Air lleven a pasear a los oídos por terrenos nunca vistos. En definitiva, el objetivo común era uno solo: que la música gane. Y el resumen dejó un sabor dulce en el paladar, el sabor de la victoria.
Fotos: Claudio Zatti

La Femme

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La Femme, un grupo de chicos que no dan más de franceses y desparraman frescura arriba del escenario. Vestidos como si hubiesen salido de una película de la nouvelle vague, la estética de elegancia chic va de la mano con la justeza de su música, que se mantuvo por los caminos del pop psicodélico y el beat sesentoso, por momentos con aires de surf rock y casi siempre atravesados por el ritmo motorik incesante del krautrock. Las canciones marcadas por la new wave a lo The B-52’s, como “Antitaxi” y “Si Un Jour” –esta última comandada por la voz de Clémence Quélennec– fueron las que mejor interpelaron a la gente, que no dejó de mover la patita durante los 25 minutos de show. Todo bajo control para los oriundos de Biarritz, que demostraron que el hype que se ganaron en los últimos años está muy bien merecido, al igual que la fecha en Niceto junto a Courtney Barnett. (Nicolás Álvarez)

Mild High Club

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Mild High Club dijo presente con canciones de sus dos discos. El recientemente editado Skiptracing y su álbum debut, del año pasado, Timeline. Es muy lógico que compartan el festival con Mac DeMarco, los une cierto sonido de guitarra, como si utilizaran un slide en cada acorde, cambiando levemente la entonación. Algo similar al slack key, la técnica de guitarra típica de la música hawaiana. Las notas se deslizan un poco, generando un resultado disonante que algunos adoran y a otros les suena raro. Alexander Brettin, cantante, guitarrista y compositor de la banda de Chicago, es claramente un antihéroe, la antítesis del rockstar típico. Canta como desganado, haciendo de eso un estilo. Sobre una base precisa los teclados juegan con la guitarra eléctrica de 12 cuerdas dando por resultado una música que incita a la escucha relajada. (Pol Martini)

Kurt Vile

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La segunda visita de Kurt Vile en Argentina distó bastante de la primera en 2012. Aquella fue como telonero de Thurston Moore en Niceto Club, presentando las canciones del adorable Smoke Ring for My Halo, en un plan más folk y reservado. La presentación en el Music Wins, en cambio, estuvo marcada más por la guitarra eléctrica en clave lo-fi que por la acústica, y en el marco de un festival que lo ponía frente a una buena cantidad de personas. Cierta monotonía en las canciones las hizo parecer extensas, y sólo cuando Vile peló solos desgarrados por su pedalera, los temas cobraron mayor empuje. “Jesus Fever” y “KV Crimes” fueron dos momentos que quedaron atesorados bajo el sol radiante de Tecnópolis. (Nicolás Álvarez)

Courtney Barnett

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Cuando Kurt Vile terminó su concierto en el escenario Music, la gran mayoría del público ya estaba esperando la salida de Courtney Barnett en el Wins. La expectativa por la nueva exponente del indie rock se había desperdigado por todo Buenos Aires, y la llegada de las 6 de la tarde encendió la alarma. Su irrupción fue instantánea y sin ningún tipo de preámbulo. Entró, la rockeó y con la misma sonrisa que arrancó, dejó al escenario y a la multitud en llamas. Empezó con «History Eraser», de su primer LP Sometimes I Sit and Think, and Sometimes I Just Sit (2015), y con el sol apuntándole directamente en la cara, siguió con un tándem infalible de canciones para hacer pogo. El formato trío con el que recorrió el mundo en los últimos dos años le sienta muy bien a la australiana, y lo demostró con poderosas versiones de temas como “Elevator Operator”, “Pedestrian At Best” y “Small Poppies”. Solos ruidosos de guitarra, un bajo al frente que llevó el pulso del show y una performance de Barnett que tuvo sus merecidos (y necesarios) picos de intensidad. De lo más suave («Depreston») a lo más brutal («Nobody Really Cares If You Don’t Go To The Party») en menos de una hora de concierto. Para muchos, el momento más alto de la tarde. (Martín Sanzano)

Edward Sharpe and the Magnetic Zeros

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Edward Sharpe and the Magnetic Zeros se metieron al público en el bolsillo de movida. En el primer tema, Alex Ebert, cantante de la banda, bajó a bailar entre la gente, compartió el micrófono y se prendió un cigarrillo mientras una chica del público cantaba. Generó un ida y vuelta natural y divertido, mientras sus nueve compañeros en el escenario colmaban el aire de Tecnópolis con una música que mezcla el indie folk con psicodelia, country y gospel. Hermosas canciones y hasta un cover de «Instant Karma», de John Lennon. Conexión total con la gente. (Pol Martini)

The Brian Jonestown Massacre

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Seguramente la banda más esperada de este festival haya sido The Brian Jonestown Massacre, y las razones son varias. Primero porque nunca habían visitado Argentina, pero además porque se trata de uno de los grupos malditos mas prolíficos de la alternatividad noventosa yankee, con un líder tan díscolo como talentoso, el carismático Anton Newcombe. El concierto sin dudas fue de menor a mayor, siempre en plan de viaje rutero entre la psicodelia y el blues, con la pandereta de Joel Gion tomando el centro del escenario. Su sonido incesante dio paso al groove en “Anecome”, que se mantuvo hasta el final del show con “When Jokers Attack”, entre otras gemas de guitarras psicotrópicas. Las expectativas fueron altas, y los Brian Jonestown Massacre supieron cumplirlas con creces. (Nicolás Álvarez).

Mac DeMarco

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Cuando habían pasado 21 minutos de las 9 de la noche, Mac DeMarco subió al escenario Music. El canadiense que tiene miedo de ser deportado por Donald Trump comenzó su setlist de manera groovera con «The Way You’d Love Her» para inmediatamente continuar con «Salad Days», una de las más esperadas por el público. Otro antihéroe, pero al que le sobra desparpajo. El típico caso de la persona que da la impresión de hacer siempre lo que se le antoja con una sonrisa constante. Guitarras mágicas y disonantes apoyadas en una banda que suena muy ajustada. «Me voy a matar y que me entierren en Chacarita», bromeó su guitarrista. La sorpresa fue «Shut The Fuck Up», un cover de Limp Bizkit. Para el cierre, con el tema «Stay Together», Mac invita a su novia al escenario, la sienta en sus hombros, cantan y bromean. Un clásico en el cierre de sus shows. (Pol Martini)

Primal Scream

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En Primal Scream está casi todo lo que uno puede relacionar al concepto «cultura rock» de los últimos 25 años. Y más también. No es de sorprender, entonces, que la banda de Bobby Gillespie haya sido uno de los platos fuertes del Music Wins. Los atraviesa el rock, el pop, la electrónica, el kraut y cuanto estilo se les antoje. Lo mejor es que cada onda o temática abordada es llevada al extremo de la belleza. Si bien ya habíamos visto a grandes artistas, uno sabe que está ante la primera estrella de rock mundial de la jornada. Bobby es una estrella. La banda en sí también.
Comenzaron con «Movin’ On Up», de Screamadelica y siguieron con «Where The Lights Gets In», de Chaosmosis, su nuevo disco. Dando a entender que en este presente sus clásicos conviven muy bien con sus nuevos temas. «Jailbird», del disco Give Out But Don’t Give Up, hizo que la entrada estuviera paga, con su groove rockero y canchero. De acá en más todo es un regalo. ¡Y faltaban 11 temas! La cuota kraut llegó con «Shoot Speed/Kill Ligh»t, del disco XTRMNTR. Kurt Vile se sumó con su guitarrra en «Damaged». «Trippin’ On Your Love», otro de los nuevos temas, hizo bailar a todo el mundo con un groove que nos recuerda a los primeros años de la movida Madchester, al igual que «Loaded», otro de los clásicos de Screamadelica. Para el final, «Country Girl», una canción que demuestra que, cuando se meten con el rock and roll, esta banda escocesa no tiene nada que envidiarle a las norteamericanas. Cerraron con «Rocks», con Kurt Vile nuevamente en el escenario empuñando la guitarra y el público explotando de emoción. El de Primal Scream será recordado como uno de los mejores recitales del 2016 en Buenos Aires, sin dudas. (Pol Martini)

Air

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Air fue la banda encargada de cerrar la noche. Lo que generan en vivo estos franceses es una experiencia para los sentidos. Con su música llevan de viaje a lo profundo de la naturaleza, lo humano y el cosmos. Como si se tratara de la mejor banda sonora para documentales de épocas en las cuales los sintetizadores hacían imaginar el futuro, el espacio y el misterio de la vida. Es inevitable pensar en la semilla de otro francés, Jean Michel Jarre. Algo de él anda por ahí, en esos sonidos.
Jean-Benoit Dunckel y Nicolas Godin generan una convivencia perfecta y armoniosa entre lo acústico y lo electrónico, las cuerdas y los sintetizadores, la batería y las programaciones. Una lista de temas impecable, con canciones como «Venus», «Cherry Blossom Girl», «Remember», «Kelly Watch The Stars». Momentos muy altos en «La Femme D’argent» y «Alpha Beta Gaga», dos canciones donde muestran que pueden ser tanto sutiles como grooveros y rockeros, y con un final arrollador. «Sexy Boy» puso a bailar a todo el mundo, una de las canciones más deseadas y aplaudidas por el público, el hit que los puso en los oídos del planeta. Sin dudas el paso de Air por el escenario del Music Wins fue un cierre de lujo para una jornada inolvidable. (Pol Martini)
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